Ambos municipios salmantinos celebran este día con dos tradiciones que perduran en el tiempo
El Lunes de Pascua es el día que sigue en el calendario al Domingo de Resurrección (también llamado Domingo de Pascua), y marca el fin de la Semana Santa y el comienzo del tiempo pascual en el calendario cristiano. En el Lunes de Pascua, se conmemora la continuación de la alegría por la Resurrección de Jesucristo, que se celebró el día anterior.
Aunque el gran evento central es el propio Domingo de Resurrección, el lunes se considera parte de esta festividad por conmemorarse el día en el que Jesucristo se reencontró con sus discípulos tras resucitar y, en algunos países, se celebra con diversas tradiciones, como hemos repasado en este artículo.
La provincia de Salamanca no es ajena a esta celebración y son varias las localidades que mantienen vivas sus tradiciones en este Lunes de Pascua. Una de las más populares tiene lugar en Cantagallo, municipio que se integra dentro de la comarca de la Sierra de Béjar.
Sus vecinos celebran este día con las tradicionales bollas, un producto típico de la localidad. Desde por la mañana se lleva a cabo esta jornada festiva con un pasacalles, misa y posterior procesión hasta "El Cañito", en pleno campo, donde se reparten las bollas y los dulces elaborados por la panadería del pueblo. Todo ello regado con un buen vino de la tierra.
Es costumbre que Ángel Rufino de Haro "El Mariquelo" sea el encargado de poner la música con su gaita y su tamboril, animando a todos los asistentes a mantener vivo el baile charro en Cantagallo.
Otra de las tradiciones más emblemáticas del Lunes de Pascua en la provincia es la del escarnio de Judas en Sotoserrano, en el corazón de la Sierra de Francia. Durante la noche del Sábado Santo, los mozos del pueblo elaboran un muñeco con paja y ropas viejas que representa a Judas. Posteriormente, lo cuelgan en la Plaza Mayor, donde permanece todo el Domingo de Resurrección.
El Lunes de Pascua, los niños intentan atraparlo y destrozarlo, tras lo cual los restos del muñeco son quemados en una hoguera. Esta costumbre, que implica a todo el pueblo, pone el cierre a las celebraciones pascuales en la localidad.
La Sierra de Francia también mantiene viva la tradición de comer el típico hornazo serrano este día, el Lunes de Pascua, en lugar del lunes siguiente, como es costumbre en el resto de la provincia y en la capital. Los serranos acuden al campo a degustar este producto salmantino que resulta un manjar para los sentidos, además de compartir junto a familiares y amigos el final de la Semana Santa, dando comienzo al tiempo pascual.