Después de esta semana de competición dedicada a las selecciones, se reanudarán los partidos domésticos, siempre más esperados que las propias selecciones. Hubo eliminatorias que duraron 120 minutos y rematados por una tanda de penaltis con las que todo el mundo sufre, especialmente el jugador que falla el lanzamiento.
España las pasó canutas con Países Bajos y si el empate a dos tantos del primer partido parecía darnos una tendencia favorable, el segundo partido no pudo resolverse nada más que con empate a tres goles. Y eso que Nico Williams fantasmeó: “Vamos a pintarles la cara a estos holandeses”. Menos mal que ganamos en los penaltis.
En las tertulias radiofónicas donde se analizaban las cualidades de los seleccionados, llegué a pensar que tenemos un excelente racimo de profesionales invencibles. Pero personalmente no estoy tan alineado con la Selección. En el último partido jugado, Lamine Yamal marcó un gol “bandera”, esta criatura improvisa el juego como nadie. Lo peor es que (Una mala decisión) lo dejaron solo ante el peligro tirando un penalti y lo falló estrepitosamente. Pareció una acción de un novato sin madurar…
Menos mal que el último penalti lo lanzó Pedri con maestría y determinación. La eliminatoria se ganó al fin y al cabo. Podemos seguir propagando aquello de “Pedri balón de oro”. Aunque los aficionados del Barcelona tendrán problemas para decantarse por él o por Rafinha, o por Lamine… (Perdió enteros al fallar un penalti). Es el riesgo de valorar tan superficialmente las cualidades de los futbolistas.