Tan sola aquí me encuentro,
en silente lado adormecido
en que velo las noches, inocente,
esperando que se escriban mis latidos.
Y el útil se desliza, impotente,
en trasvase del alma a la palabra,
ocupándose, objeto tan silente,
de ignorar, de mi alma, tanto ruido.
A las estrellas miro, consecuente,
esperando inspiración con tanto brillo,
pero brilla lo oscuro de la noche
sin traer a la mente algún sonido
que se pueda decir con las palabras
que brotan, sutilmente, de ese olvido.
Mercedes Sánchez