Hoy madruga mi vecina Ascensión.
Le suena muy pronto el despertador.
Lo primero que hace es su habitación,
coloca sus muñecos y el edredón
muy bien estirado sobre su colchón.
Luego desayuna batido y melón.
Se limpia los dientes con gran precisión
sin dejarse sucio ni un solo rincón.
Se lava la cara con agua y jabón
y con la toalla se seca mejor.
Coge la maleta, monta en el avión.
Un viaje muy largo hasta Nueva York.
La estatua tan grande le gusta un montón,
con su antorcha en alto; y suena el reloj
para que se siente, porque son las dos,
a comer guisantes con un macarrón,
peces sin espinas, leche con arroz,
y un poco de agua con una infusión.
De pronto se encuentra con un jugador,
le firma una foto con rotulador.
Cuando vuelve a casa, con mucha ilusión,
coloca la foto en su habitación,
junto a su canasta y su equipación.
Se duerme muy pronto, con mucha emoción,
soñando que un día, cuando sea mayor,
meterá canastas allí en Nueva York.
Mercedes Sánchez