Tras un festival con picadores de los que hacen afición, la capea taurina fascinó al público que abarrotaba los ‘tablaos’
Un lunes de Carnaval pasado por agua, desde la mañana con su encierro, capea mañanera y desencierro. Nadie se escapó de la lluvia incesante que ha protagonizado prácticamente todo el día, pero que no ha conseguido degradar las ganas y afición taurina de los mirobrigenses y forasteros, que han abarrotado en todo momento alares y calles acudiendo masivamente a todas las actividades taurinas programadas.
La tarde estuvo más suave de temperatura con presencia de lluvia, desarrollándose un magnífico festival taurino con picadores de esos que hacen afición por el buen hacer de los novilleros, que, al paso de esta tarde en Ciudad Rodrigo, pronto serán figuras del toreo.
La capea popular que se desarrolló después del festival, prolongando la misma emoción y entretenimiento con los tres astados de la ganadería extremeña de Juan José Cano Muñoz. Toros que dieron un juego exquisito, atendiendo a la llamada de los mozos en todo momento pudiendo estos lucirse con sus recortes y habilidades de salto y otros quiebros, que hacían poner los pelos de punta a la multitud de público que les arropaba con aplausos y ovaciones.
También tuvieron su momento de gloria los maletillas, que este año es muy común ver los corrillos de engaños rojos esperando sus dueños el turno para ver cumplido el sueño de arrancar unos pases a tan fabulosos animales.
Si el público asistente se fijó, ninguno de los tres cornúpetas entraría de nuevo a chiqueros con la boca abierta mostrando cansancio. Y eso que corrieron de un apunta a la otra las barreras.
Tras la entretenida capea, llegó la hora del desencierro, ya de noche como viene siendo habitual a pesar de estar en el mes de marzo.