Salamanca es una de las provincias más activas en la recaudación de fondos de Manos Unidas y cuenta con alrededor de 40 personas que trabajan a diario
La solidaridad es una virtud. Rosa Pérez lleva más de 20 años como voluntaria en Manos Unidas de Salamanca, una de las organizaciones más destacadas en la lucha contra la pobreza y el hambre en el mundo. Su dedicación y compromiso con la causa le han permitido no solo contribuir a diversas campañas, sino también recibir, según sus propias palabras, mucho más de lo que ha dado.
En esta entrevista con ella, nos cuenta cómo comenzó su andadura en esta organización, qué balance hace de estos años de voluntariado y la importancia de seguir transmitiendo estos valores a las nuevas generaciones
Su llegada a Manos Unidas fue casi casual. El entonces párroco de la iglesia de la Purísima, Fructuoso Mangas, quien también era el responsable de la delegación local de la organización, la animó a formar parte de la causa. Rosa, que ya estaba muy involucrada en su parroquia, no lo pensó demasiado. "Fue como un impulso. Él vivía muy intensamente la situación de los pobres, y eso me cautivó", recuerda con una sonrisa. Así comenzó su compromiso, que ya lleva más de dos décadas.
A lo largo de estos 20 años, ha formado parte de numerosas campañas y ha dedicado muchas horas de su tiempo a la delegación de Manos Unidas. Pero, si algo destaca al hablar de su experiencia, es lo que ella misma ha recibido a nivel personal. "El balance es muy positivo. Manos Unidas me ha dado más a mí de lo que yo he dado", reconoce. Para Rosa, el voluntariado no solo ha sido una forma de ayudar a los demás, sino también una oportunidad para crecer como persona.
"Gracias a Manos Unidas he aprendido mucho sobre situaciones de pobreza que, de no ser por esta experiencia, quizás nunca me habría detenido a reflexionar", añade. Conocer datos, estadísticas y realidades tan duras sobre la desigualdad le ha permitido abrir los ojos a un mundo más complejo y, sobre todo, más urgente. Para Rosa, la satisfacción de saber que, aunque su trabajo es anónimo y no remunerado, está haciendo algo que marca la diferencia, le proporciona una paz interior invaluable.
Una de las mayores gratificaciones que Rosa encuentra en su labor como voluntaria es la certeza de que el esfuerzo que pone, aunque muchas veces pase desapercibido, tiene un impacto real en las vidas de muchas personas. "En Manos Unidas, cuando llevas tiempo y ves cómo funcionan las cosas, te das cuenta de que el dinero llega a quien realmente lo necesita. La transparencia y la austeridad son pilares fundamentales en esta organización", explica.
Para Rosa, la confianza en el sistema y en la gestión de los recursos es esencial. Cada donativo, por pequeño que sea, es destinado de la manera más eficiente posible, siempre con el objetivo de ayudar a quienes se encuentran en las situaciones más extremas de pobreza. "Cuando uno dona, tiene la certeza de que su aportación va a llegar a la gente que lo necesita. Y eso es muy importante", afirma con convicción.
En su recorrido, Rosa ha tenido la oportunidad de trabajar con generaciones de jóvenes, en especial a través de su labor como profesora en el Colegio Padre Manjón, donde se ha asegurado de transmitir a los estudiantes el compromiso de Manos Unidas. "He trabajado con muchos grupos de niños, y todos saben perfectamente qué es Manos Unidas y cómo trabajamos", comenta.
A pesar de los años, Rosa sigue siendo optimista respecto al futuro. Espera que, de las semillas plantadas en las aulas, florezcan jóvenes dispuestos a seguir luchando por la justicia social. "Mi deseo es que algunos de esos estudiantes se animen a colaborar con Manos Unidas. Sería un verdadero logro verlos tomar el relevo", afirma.
Salamanca es una de las provincias más activas en la recaudación de fondos de Manos Unidas. "Estamos entre las principales en cuanto a solidaridad, tanto económica como en el número de voluntarios", explica Rosa. En la delegación local, alrededor de 40 personas se encargan de llevar a cabo las distintas iniciativas, pero también existen delegaciones comarcales en diferentes puntos de la provincia que suman esfuerzos.