Si la apuesta se llama territorio, necesariamente ha de llevar los apellidos de sus esencias: proyecto y cohesión. Ningún conjunto de patrimonio territorial puede hoy sobrevivir exclusivamente como reflejo de un pasado aglutinante, si la sociedad que lo tutela no formula, a partir de él, un objetivo común, un vector de futuro, una idea central capaz de expresar identidad no excluyente y, al mismo tiempo, proponer soluciones locales con conciencia global. Y pocas propuestas dignas de consideración podrán ver la luz como fruto de iniciativas dispersas, ajenas al consenso, sin el respaldo que proporciona la cohesión territorial.
Imagen. Juzbado (Salamanca) Santiago Bayon Vera© copyright Todos los derechos reservados, prohibida su reproducción sin autorizaciónpaisaje