La explotación infantil deja grandes secuelas en la sociedad, millones de menores víctimas de esta trata nunca van a poder recuperar su vida con normalidad, siempre van a tener secuelas al no poder desarrollar su personalidad adecuadamente en un entorno seguro. Muchos no logran salir y los que lo logran expresan su gran sufrimiento para relacionarse con normalidad o realizar actividades cotidianas.
Valeriya Valerieva Angelova
Defensora de los derechos humanos
Por trata se entiende todo acto o transacción en virtud del cual un niño es transferido por una persona o grupo de personas a otra a cambio de remuneración o de cualquier otra retribución. Así lo define artículo 2 del Protocolo facultativo de la Convención sobre los derechos del Niño relativo a la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la pornografía. Para hablar de trata infantil podemos remontarnos a las civilizaciones antiguas, como Grecia y Roma, ya que los niños nacidos de esclavas podían ser vendidos y usados como esclavos. Pero la trata de menores es un delito que aún persiste en la sociedad a pesar de estar prohibido y penado al ser una grave vulneración de los derechos humanos. Así lo demuestran los alarmantes datos:
Aproximadamente un 28 % de las víctimas de la trata identificadas en todo el mundo son niños, según han declarado UNICEF y el Grupo Interinstitucional de Coordinación contra la Trata, aunque ambas organizaciones creen que el número de niños víctimas es mayor de lo que sugieren los datos actuales.
Se calcula que 290 millones de menores de todo el mundo no han sido registrados al nacer, por lo que carecen de identidad jurídica o prueba de existencia. En todo el mundo, más de 61 millones de menores no asisten a la escuela primaria. Unos 150 millones de niñas y 73 millones de niños son víctimas de agresión sexual cada año. En 2019, uno de cada seis niños y niñas vivía en la pobreza extrema, situación que aumenta el riesgo.
Un estudio realizado por la organización APRAMP en 2017, basado en encuestas realizadas a 805 mujeres en contextos de prostitución, reveló que un 61,9 % de las entrevistadas habían empezado a ejercer siendo menores. La mayoría habían sido captadas a través del ofrecimiento de una vida placentera en el extranjero.
Es importante tratar este tema desde la perspectiva de género ya que hay una gran desigualdad en este aspecto. A nivel global, el 72 % de las víctimas de trata detectadas son mujeres y niñas. También debemos de tener en cuenta que la trata se realiza con diversos fines, la explotación sexual es el principal tipo de explotación en mujeres y niñas, mientras que los trabajos forzados es el principal en hombres y niños. No obstante, dependiendo de las regiones prevalece la trata con fines de explotación sexual o de trabajos forzados, por ejemplo en América central y el Caribe destaca la explotación sexual, mientras África destaca los trabajos forzados.
Hay diversos factores que facilitan e impulsan a la trata, entre ellos destacamos las grandes desigualdades de género, la pobreza extrema (muchas veces son los padres quienes para conseguir dinero consienten esta trata), los procesos migratorios (sobre todo la inmigración irregular de menores no acompañados objetivo fácil para la captación), la falta de acceso a una educación de calidad, entre otros.
La explotación infantil deja grandes secuelas en la sociedad, millones de menores víctimas de esta trata nunca van a poder recuperar su vida con normalidad, siempre van a tener secuelas al no poder desarrollar su personalidad adecuadamente en un entorno seguro. Muchos no logran salir y los que lo logran expresan su gran sufrimiento para relacionarse con normalidad o realizar actividades cotidianas.
Todavía queda mucho por hacer para crear un mundo apropiado para la infancia. Los progresos han sido desiguales, y algunos países se encuentran más retrasados que otros. Y en varios países, algunos de los avances parecen estar en peligro de retroceso debido a la pobreza y los conflictos armados.
Es una responsabilidad colectiva, debemos actuar todos, tanto sociedad civil y autoridades nacionales como internacionales y no mirar hacia otro lado ignorando esta cruda realidad que viven millones de víctimas. Es crucial exigir que las autoridades no se limiten simplemente a legislar sobre los derechos de la infancia, sino que actúen y hagan que esas leyes sean efectivamente aplicadas y respetadas por todos, además de intentar progresivamente eliminar o suavizar todos esos factores que impulsan a la trata y, con ello, poder avanzar hacia una sociedad verdaderamente igualitaria, donde todos los niños tengan las mismas oportunidades y posibilidades.