Sin acceso a la historia clínica, los médicos de Castilla y León se las ven para atender a los pacientes con normalidad, algo que afecta gravemente la asistencia de un servicio público esencial
En una época en la que parece que pronto usaremos la IA hasta para lavarnos los dientes, la tecnología parece no seguir el mismo ritmo en el ámbito de la sanidad pública. Son conocidos los problemas constantes a los que los sanitarios de Castilla y León se enfrentan cada vez que tienen que abrir el historial de los pacientes en sus ordenadores. El famoso programa Medora, que utilizan hospitales y centros de salud, falla más que una escopeta de feria, impidiendo la correcta atención médica y la realización de trámites esenciales como la renovación de recetas o bajas laborales.
Sin acceso a la historia clínica, los médicos se las ven para atender a los pacientes con normalidad, algo que afecta gravemente la asistencia de un servicio público esencial. Sin planes alternativos solventes, pacientes y profesionales son víctimas de un sistema que, sin conexión, complica el día a día de miles de personas.
Renglón aparte, parece que sí que se empieza a ver la luz en otro de los caballos de batalla de todas las personas que acuden al Hospital Universitario de Salamanca: la cobertura y el acceso a Internet desde dispositivos móviles. El flamante nuevo hospital que tenemos en la ciudad, reluciente y con las mejores comodidades, debutó con serios problemas para quien quisiera comunicarse desde dentro con el exterior. Únicamente podían usar sus móviles los clientes de una conocida compañía de telecomunicaciones, dejando fuera a todas las demás. Ahora, la instalación de repetidores en el edificio permite (aunque no a pleno rendimiento) el uso del móvil para cosas fundamentales, como avisar a los familiares de un enfermo o compartir información a través de WhatsApp.
Vivimos tiempos modernos, tecnológicos, futuristas… pero el ‘teléfono escacharrado’ sigue estando más vivo que nunca.