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LOCAL
Actualizado 17/01/2025 13:44:47
Vanesa Martins

Conocemos como es la labor altruista de estos jóvenes, un apoyo fundamental para pequeños pero también para las familias que les acompañan en el centro hospitalario

Gonzalo Gutiérrez, Elena Sánchez y Eva Suárez son algunos de los voluntarios que forman parte de una labor brinda apoyo a niños y niñas hospitalizados en la planta de pediatría del Hospital de Salamanca. Junto a ellos, Carla Vela, técnica y psicóloga del proyecto ‘Atención a Infancia Hospitalizada’ de Cruz Roja Juventud. Un proyecto que cuenta con la subvención de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta de Castilla y León y está financiado con cargo a la asignación tributaria del 0,7% del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas y sobre Sociedades para la realización de programas de interés general.

Este voluntariado, y está formado por cerca de 30 jóvenes, tiene como objetivo ofrecer un acompañamiento lúdico y emocional a los pequeños pacientes y sus familias en un entorno tan delicado como es el hospital. Sin embargo, hay ocasiones en las que otros voluntarios, como Gonzalo, se suman al equipo para ayudar en otras situaciones, como el acompañamiento en domicilios.

Nuestra labor se centra en el pasillo E, donde se encuentran los pequeños de corta estancia en el hospital de 0 a 14 años. Estos pacientes, generalmente ingresados por traumatismos, post-operatorios o pruebas médicas, suelen tener estancias de corta duración, lo que significa que, aunque sus condiciones no suelen ser graves, requieren de atención y apoyo”, explica Carla, la coordinadora de este voluntariado.

El equipo de voluntarios se presenta por la tarde, de 17:00h a 19:00h, con un carrito de juegos y actividades para ofrecerles un espacio de entretenimiento. De Lunes a Viernes, sin importar el mes o que sea festivo. No faltan a su cita.

El objetivo principal es crear un ambiente de diversión y distracción dentro de la seriedad que supone estar en un hospital. Queremos que los niños puedan disfrutar y pasar un rato diferente, pero también ofrecemos apoyo emocional a las familias”, explican.

A pesar de la gratificación que supone este voluntariado, también existen momentos difíciles. Eva Suárez comenta sobre sus primeras experiencias en el voluntariado: “Recuerdo que la primera vez que vine, había una niña ingresada con una vía, y me dio un poco de pena. Aunque luego te das cuenta de que son niños que, por lo general, se recuperan y salen pronto, verles en esa situación puede ser duro”.

A lo que Carla, la que más años lleva, añade que “nos enfrentamos a la idea de que la infancia no debería estar asociada a la enfermedad, y cuando ves a un niño en una situación complicada, no puedes evitar sentir tristeza.”

Además, las estancias hospitalarias, aunque de corta duración, pueden tener un impacto emocional en los niños.

Lo más bonito: el agradecimiento

A pesar de las dificultades, el trabajo de voluntariado en pediatría también tiene su lado más bonito. Gonzalo comenta sobre las situaciones que más le han marcado: “Una de las experiencias más emotivas fue cuando ayudamos a una niña ingresada que no tenía acompañante, y su situación familiar era complicada. Esas circunstancias extremas, un entorno hospitalario frío y la falta de supervisión constante por parte de los padres, son muy difíciles de manejar, pero ver cómo agradecían el apoyo es lo que más te llena. Los padres y las familias te hacen sentir que tu labor es vital.”

Un apoyo a los pequeños, pero también a los familiares que están acompañándolos. “Sabemos que un hospital puede ser un lugar agotador, por lo que tratamos de crear un espacio donde tanto los niños como los padres puedan relajarse y sentirse acompañados. A veces, los padres necesitan salir a hacer alguna gestión o simplemente tomar un descanso”, aseguran.

Lo más gratificante de este voluntariado, según todos los entrevistados, es la recompensa inmediata que obtienen de los niños y sus familias. Carla afirma que “es un voluntariado muy gratificante porque en cuanto terminas tu turno, los niños y las familias te agradecen el apoyo. Incluso puedes ver cómo los niños se animan y se distraen durante las actividades, lo que te hace sentir que realmente has hecho algo positivo en ese momento.”

Este voluntariado está formado por gente joven, que tiene una gran energía y ganas de ayudar. Nos apoyamos mutuamente y, sobre todo, sabemos lo importante que es ofrecer un espacio de distracción y compañía en momentos tan difíciles”, concluye.

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