Desde hace varios años es el encargado de la bendición de los animales en el acto que se organiza en los jardines del Campo de San Francisco
Con apenas seis años de edad, Domingo Montero, natural de Jerte (Cáceres) manifestó a su madre su intención de ser capuchino. A día de hoy, a sus espaldas porta la experiencia de más de cincuenta años de sacerdocio. Su ordenación sacerdotal tuvo lugar en Salamanca en el año 1973 y desde entonces su experiencia como docente se ha prolongado dando clase de Sagrada Escritura en la capital salmantina en los centros religiosos.
Otra de sus tareas ha sido la de ser superior local y provincial, consiliario diocesano de Cursillos de Cristiandad, capellán de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío, y director de la revista “Evangelio y vida”. Además, cada 17 de enero es el encargado de realizar la bendición de animales en el Campo de San Francisco.
- ¿Cuántos años lleva realizando este acto?
- Exactamente no sé cuántos años son, pero unos pocos ya… Esta bendición la recuperó el padre David de la Calzada y cuando él ya no pudo por motivos de salud y por su edad, me hice cargo de ello.
- ¿Cómo de importante es que se sigan manteniendo estas tradiciones en Salamanca?
- Bueno, pues mira, yo creo que nada que pueda ser significativo y que ayude, hay que eliminarlo, pero también hay que irlo purificando cada día, para que no caigamos en una especie de rutina. La bendición de los animales es un hecho que tiene sentido porque Dios cuando creó el mundo lo bendijo, y de alguna manera proclamamos y prolongamos esa bendición. San Francisco en el cántico de las criaturas también invita a la obra de Dios por la creación. El sentido fundamentalmente es ese, no una especie de magia o superstición, sino el sentido profundo de que todo es obra de Dios y todo puede bendecir a Dios en su propio lenguaje.
- ¿Cómo se pueden ir adaptando esas tradiciones, como dice, a los nuevos tiempos en los que las expectativas de la gente son diferentes?
- Poco a poco, sin intentar machacar ni ser drásticos en las cosas, pero sí ir haciendo las cosas cada vez con más sentido religioso, para que así, desde esa especie tan sencilla de bendición, se proclame también el Evangelio del Señor.
- ¿Y así lo toma y lo interpreta la gente que acude con sus animales a esa bendición cada 17 de enero?
- Bueno, yo eso ya no lo sé. Yo hago mi parte. Y supongo que los demás, pues también.
- Dentro de todos los actos en los que toma parte durante el año, ¿qué tiene de especial esta cita para el padre Domingo Montero?
- Es una fecha para nosotros como franciscanos muy significativa por la sintonía de San Francisco con la creación. Es una fiesta de sencillos, sencilla y con la gente sencilla.
- Y así será también este año.
- Sí, no creo que haya grandes novedades. Seguiremos haciéndolo en el jardín de San Francisco porque cuando lo hacíamos en la iglesia había muchos problemas.
- Imagino que usted como buen franciscano es una persona apasionada de los animales. ¿Qué le aporta el animal a la sociedad en la actualidad?
- Bueno, los animales... nosotros también somos animales. Lo que pasa que nosotros somos racionales y los otros son irracionales, aunque eso habría que examinarlo también con un poco de profundidad. La aportación del animal en nuestra vida es un sentido de la fraternidad universal. Tenemos un origen común, el amor de Dios, y todos debemos contribuir desde nuestro punto concreto de existencia a proclamar las hermandades del Señor. Los hombres y las personas como personas, y los animales como animales.
- ¿Y no cree que se está tendiendo a una humanización de los animales?
- Creo que el tema del trato a los animales es un tema muy importante, con tal de que no se caiga en tal que la situación peligrosa de que se cuide más a un animal que a una persona. No hay que confundirlo, porque aunque los animales tienen su razón de ser, no dejan de ser seres irracionales.
- En los últimos años, ¿se ha notado un incremento de gente que acude a la tradición del Campo San Francisco?
- Pues no, yo creo que no, porque muchas veces no depende de la fecha, sino de la circunstancia de la fecha. Si llueve, si hace mucho frío, pues eso influye también en la asistencia de las personas.
- Para ir finalizando, el papel de la Iglesia en todo este tipo de actos más sociales en la ciudad de Salamanca imagino que lo valora como importante.
- Claro. Bueno, mira, la Iglesia tiene que cuidar la creación también. Y todo aquello que contribuya a dignificar la obra de Dios, pues debemos hacerlo con gusto y con dignidad. Este es un hecho en el que se acerca más ese ámbito a la sociedad, que a lo mejor en el día a día no acude tanto a este tipo de celebraciones. Habrá gente que a lo mejor no es tan creyente, pero hay muchos modos de expresar el sentimiento religioso también. Y si le sirve, pues bienvenido sea.
- ¿Y qué siente usted entre tantos animales ese día? ¿Se siente un poco protagonista de la escena?
- Nada, nada, yo protagonismo ninguno (risas). Son animales tan sencillos y tan pequeños que no hacen casi ya ni ruido.