Todos estamos más sensibles en la cuesta de enero. Un hecho muy humano que nos recuerda la importancia de abordar el bienestar emocional en momentos de mayor fragilidad
De los creadores de los vocablos Black Friday y Cyber Monday, llega el Blue Monday este lunes 20 de enero. Afortunadamente, no se trata de otra explosión comercial y marketinera. Por contra, este día conocido como “el más triste del año” pone el énfasis en la salud mental, un tema que afecta a millones de personas en España, y del que nunca se habla lo suficiente.
El Blue Monday apela a esos factores que hacen que tengamos un ánimo más bajo, como el clima, las tarjetas echando humo tras las fiestas navideñas y el tiempo transcurrido desde que hiciéramos esos esforzados propósitos de año nuevo. Vamos, que todos estamos más sensibles en la cuesta de enero. Un hecho muy humano que nos recuerda la importancia de abordar el bienestar emocional en momentos de mayor fragilidad.
Esta semana leíamos en este diario sobre la nueva estrategia de salud mental anunciada por el gobierno regional hasta 2030. Es ambiciosa y tiene un enfoque multidisciplinar que busca mejorar el acceso a servicios, reducir los tiempos de espera y fortalecer la atención en crisis. Destaca su intención de crear más equipos de intervención comunitaria, que permitirán una asistencia más cercana y adaptada a las necesidades individuales.
El déficit de recursos en salud mental ha sido una preocupación constante en esta tierra, donde los profesionales han denunciado repetidamente la falta de personal y la sobrecarga en los servicios existentes. Me gustaría pensar que esta nueva estrategia, que también contempla programas de prevención y campañas de sensibilización, puede contribuir a reducir algunas de las carencias actuales.
En días como el Blue Monday, no está demás darle una pensada a eso de cómo podemos contribuir a normalizar las conversaciones sobre salud mental y a garantizar que quienes necesiten ayuda la reciban lejos de barreras o estigmas. Por eso, este 20 de enero no tiene que ser la jornada “más triste del año” si la convertimos en un recordatorio de la importancia de cuidar nuestra salud emocional y de que debemos de luchar para que el sistema lo haga posible.