Aunque la relación entre payos y gitanos no es la misma de antaño, la convivencia es buena y el barrio es muy seguro
San José, el barrio obrero por excelencia de Salamanca surgió en los años 70 del pasado siglo XX con “las gentes que tenían sus casas en lo que llamaban el Regato del Anís y todo lo que era la carretera de Madrid; esas casas se las tiraron y les dieron viviendas en este barrio; ahí empezó todo”, cuenta Mercedes Marcos Mena, presidenta de la Asociación de Vecinos del Barrio San José e hija de la histórica activista vecinal Pepita Mena, una de las personas que más lucharon para que San José se dotara de infraestructuras y servicios.
Un barrio fruto del interés de urbanizar al otro lado del río, que poco a poco se fue construyendo y consolidándose. La canalización, el asfaltado, etc, comenzó en la Alcaldía de Jesús Málaga. Ahora es un barrio dotado de numerosas infraestructuras, entre las que se encuentran una importante cantidad de servicios deportivos, pero también con carencias y "abandonado" -como explica Mercedes Marcos en esta entrevista-.
San José es un barrio “con mucha mezcla de payo y gitano, pero ya no es como antes”. La convivencia es buena, pero “la relación entre nosotros ya no es la misma que hubo en su día, porque tampoco es el mismo el comportamiento que ellos tenían antes”, explica Mercedes Marcos. Se refiere a los jóvenes, que “ahora van más a su aire, hacen lo que quieren”. Y es que, cuenta, que “antes tenían una ley y pasaba cualquier cosa, íbamos, hablábamos con el patriarca y se solucionaba el problema, pero ahora no le hacen caso ni al patriarca, ya los jóvenes no respetan ni a los suyos”.
Una zona de la ciudad que tiene “mala fama”, quizás porque en su época había muchas personas drogadictas y ahora gitanos, pero es un barrio muy seguro. “No te roban ni se meten contigo, a ninguna hora, puedes pasearte tranquilo por el barrio a cualquier hora de la madrugada que vas a estar seguro. No hay problemas entre nosotros, cuando hay algún problema, es entre ellos”, afirma Marcos.
San José es un barrio obrero, que mantiene su esencia. “El barrio sigue siendo el mismo, sobre todo en la primera fase, que son los vecinos más antiguos”, señala. “Hay barrios que han dejado de ser barrios, pero aquí los niños salen a jugar a la calle ellos solos; hay pocos en los que se haga eso. Aquí todavía sale la gente por la noche al fresco; sigue siendo barrio, nos conocemos todos. Es el barrio obrero de siempre, no ha cambiado”.
Mercedes sigue los pasos reivindicativos de su madre y tomó las riendas de la asociación hace poco más de un año. Pero no es lo mismo que antes. “Esto de las asociaciones es complicado, nadie quiere participar; entré porque la asociación se cerraba, entré sola y sola sigo. Ahora estoy empezando a hacer un grupo de gente que parece que sí quiere”. Y es que, afirma, las asociaciones “no son solo para las fiestas”, hay que pelear, y busca la implicación vecinal “en todo”.