Esta entrañable festividad tiene su origen en la Biblia. En la tradición cristiana, los Reyes Magos eran los nobles peregrinos procedentes "de Oriente" que siguieron una estrella guía milagrosa hasta Belén, donde rindieron homenaje al Niño Jesús como rey de los judíos (Mateo 2: 1- 12).
El evangelio según Mateo
En el evangelio se describe a los Reyes Magos, que ya conocía el lugar del nacimiento de Jesús a través de sacerdotes y escribas, pero que extrajo de los Magos la fecha exacta en que apareció la estrella que anunciaba el nacimiento como confirmación de la profecía bíblica. Luego los envió a ver al niño Jesús, pidiéndoles que a su regreso revelaran la ubicación exacta donde se encontraba el Mesías. El texto sagrado relata cómo en Jerusalén los Magos atrajeron el interés del rey Herodes I de Judea al anunciar el nacimiento de Jesús.
Herodes el Grande
Melchor, Gaspar y Baltasar –como serían conocidos con posterioridad– continuaron hasta Belén, donde adoraron a Jesús y le ofrecieron regalos (incienso, oro y mirra). La tradición milenaria de estos tres personajes perdura a día de hoy.
¿Reyes o Magos?
Resulta curioso que los conocidos como "Reyes Magos" no fueran en realidad reyes en absoluto. En la Biblia se les describe como "magos" (del griego magós, que también significa ‘hombre sabio’), y en ningún momento se les describe como "reyes". No obstante, las tradiciones posteriores embellecieron la narrativa. Fue en el siglo III cuando se comenzó a considerarles como reyes, probablemente interpretando la profecía del Salmo 72:11 (“Caigan todos los reyes ante él”).
Los regalos simbólicos: Incienso, oro y mirra
"Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra", reza el evangelio según Mateo.
Significado de cada presente
Los presentes que los Reyes Magos ofrecieron al niño Jesús tienen un profundo significado simbólico. El incienso, utilizado en ceremonias religiosas, representa la divinidad de Jesús, subrayando su naturaleza sagrada.
El oro se relaciona con el poder; el incienso, utilizado habitualmente como ofrenda a los dioses, serviría para reconocer el lado divino de Jesús. Por último, la mirra se trata de un producto de color ambarino rojizo que se obtiene de la resina del Commiphora myrrha, un árbol que crece en el noreste de África, Arabia y Turquía y que exuda esta sustancia de forma natural. La mirra, por su parte, no parece tener un significado concreto.
¿Dónde están los presentes hoy?
Las reliquias de los Reyes Magos, incluyendo los presentes, tienen una historia de traslado y veneración. Se dice que fueron llevadas de Constantinopla a Milán, y finalmente a la Catedral de Colonia en el siglo XII, donde se conservan. Este traslado de reliquias refleja la importancia que se les ha otorgado a lo largo de la historia, siendo objeto de peregrinación y devoción en la Europa medieval. La Catedral de Colonia se ha convertido en un importante centro de culto en torno a la figura de los Reyes Magos.
La estrella de Belén: Misterio astronómico
En el Evangelio según San Mateo se describe que los Reyes Magos enunciaron lo siguiente: “¿Dónde está el niño que ha nacido rey de los judíos? Porque observamos su estrella al salir, y hemos venido a rendirle homenaje” (Mateo 2: 2).
Aún se desconoce si Mateo se refería a un acontecimiento astronómico real, o simplemente se trató de una referencia literaria. Algunos historiadores y científicos han argumentado que el nacimiento de Jesús pudo coincidir con algún evento, como una conjunción planetaria, entre Júpiter y Saturno. Otros han apuntado incluso que pudo coincidir con el paso del cometa Halley. Pero asociar estos acontecimientos al nacimiento de Jesús es problemático, no solo porque la propia fecha de su nacimiento es incierta (puede variar en un margen de seis años). También porque estos eventos son relativamente frecuentes a lo largo de los siglos.
Melchor, Gaspar y Baltasar: Nombres de los Reyes Magos
A día de hoy, la tradición de los Reyes Magos nos ha llegado con esos tres nombres, pero, ¿siempre fue así?
Aproximadamente en el siglo VIII, los nombres de los tres magos —Bithisarea, Melichior y Gathaspa— aparecen en una crónica conocida como Excerpta latina barbari. Se los conoce más comúnmente como Balthasar, Melchor y Gaspar. Según la tradición de la Iglesia occidental, Balthasar a menudo se representa como un rey de Arabia o Etiopía; Melchor, como un rey de Persia; y Gaspar, como un rey de la India.
Estas representaciones reflejan la diversidad de culturas que, según la tradición, reconocieron la divinidad de Jesús. A lo largo de los siglos, los Reyes Magos han sido objeto de numerosas obras de arte, literatura y teatro, cada una aportando su propia interpretación cultural.
La tradición teológica cristiana siempre ha enfatizado que tanto los gentiles como los judíos vinieron a adorar a Jesús, un evento celebrado en la Iglesia oriental en Navidad y en occidente en la Epifanía (6 de enero).
La leyenda de los doce Reyes Magos
En la tradición oriental, se cree que el número de magos que visitaron a Jesús fue de doce, en lugar de tres. Esta variación refleja las diferencias en las tradiciones cristianas de Oriente y Occidente. La tradición occidental, sin embargo, se estableció en tres magos, probablemente basándose en los tres regalos de oro, incienso y mirra mencionados en el evangelio de Mateo. Fue el papa León I quien, en el siglo V, oficializó el número de tres magos para toda la cristiandad, consolidando así la tradición que conocemos hoy.
El cuarto Rey Mago
Artabán, el cuarto rey mago. Se trata de una hermosa historia navideña basada en el cuento del escritor norteamericano Henry Van Dike, que publicó en 1896 bajo el título “The other wise man”. Tal vez el cuento esté inspirado en una leyenda rusa, que habla de un cuarto rey mago que en lugar de joyas, llevaba: burros, aceite y vino.
El cuento navideño de Artabán.
Melchor, Gaspar, Baltasar y Artabán, eran cuatro ilustres magos de Oriente a los que les encantaba observar las estrellas. Los cuatro magos descubrieron una estrella diferente al resto. Tras varios estudios, llegaron a la conclusión de que esa estrella les marcaba un camino que terminaba en Belén, lugar en donde estaba a punto de nacer el Niño Jesús.
Los cuatro magos decidieron partir de inmediato hacia allí. Pero antes, debían reunirse en un punto concreto de Babilonia, para ir todos juntos. Melchor llevaría oro; Gaspar, incienso; y Baltasar, mirra. Artabán decidió llevar como regalo unas piedras preciosas: un diamante, un rubí y una perla.
Pero de camino a Babilonia, Artabán se encontró con un pobre hombre al que habían asaltado unos bandidos. Conmovido, le entregó el diamante.
Cuando llegó al punto de encuentro, los otros magos habían partido hacia Judea. Él fue detrás, pero al llegar allí, tampoco estaban. En su lugar, se encontró con un panorama desolador: Herodes había mandado matar a todos los bebés recién nacidos. Al ver a un soldado a punto de matar a un pequeño, le ofreció un rubí a cambio de que dejara vivir al niño. Pero otros soldados, al ver lo que hacía, le cogieron prisionero y le encarcelan en Jerusalén.
Después de 33 años entre rejas, el rey mago Artabán recuperó la libertad. Entonces le dijeron que Jesús iba a ser crucificado y decidió ir allí donde iba a tener lugar. Pero de camino, Artabán se encontró con una mujer que estaba a punto de ser vendida, y decidió entregar la perla que le quedaba a cambio de su libertad.
Cuando Artabán, cansado y con muy pocas fuerzas, se encontró en el monte Gólgota con Jesús, ya crucificado. Ambos se miran y Artabán le dijo:
— Perdona, Jesús, porque llegué tarde.
Jesús entonces le dijo lo siguiente:
— Artabán, tú hoy estarás conmigo en el reino de los cielos, porque cuando tuve hambre, me diste de comer, y cuando estuve enfermo, me cuidaste. Cuando me cogieron preso, me liberaste...
—Pero Señor, ¿cuándo hice yo todo eso? - preguntó Artabán sorprendido.
— Lo que hiciste por tus hermanos, lo hiciste por mí - contestó Jesús.
Según una leyenda, no eran tres sino cuatro los sabios que viajaban para honrar el nacimiento de Jesús, solo que uno de ellos se quedó por el camino. Artabán, que habría interrumpido su ruta, habría llegado tarde a Judea. El teólogo presbiteriano Henry van Dyke recogió esta historia en su cuento navideño "El otro Rey Mago" (1896). Según esta narración, Artabán planeaba unirse a los otros tres magos en su viaje, pero se retrasó al detenerse para ayudar a un anciano enfermo. Al llegar tarde, nunca alcanzó a ver a Jesús.
La Pascua de los Negros: Honor a San Baltasar
También conocido como el día de San Baltasar, es una festividad celebrada en la época colonial en países como Cuba, Puerto Rico, México, Uruguay y Paraguay. Tradicionalmente, se dejaba descansar el día seis de enero a los esclavos procedentes de África, permitiéndoles celebrar su propia festividad. Esta tradición honra a San Baltasar, uno de los Reyes Magos, y refleja la mezcla de culturas y tradiciones que caracteriza a América Latina. A través de esta celebración, se rinde homenaje a la herencia africana y su contribución a la cultura de la región.
¿Cuál es el origen del roscón de Reyes?
El roscón de Reyes, un dulce tradicional que se consume el seis de enero, tiene sus orígenes en las antiguas fiestas romanas de Saturnalia, eran unas fiestas paganas que celebraban los romanos en honor a Saturno, el dios de la agricultura y la cosecha, y que originalmente transcurrirían entre el 17 y el 23 de diciembre, coincidiendo con el solsticio de invierno. Durante estas festividades, se ofrecían tortas redondas de higos, dátiles o miel a los esclavos, que contenían una haba en su interior. Quien encontraba el haba era nombrado "rey de reyes" por un día. Esta tradición fue adaptada con el tiempo, convirtiéndose en el actual roscón de Reyes, que suele estar decorado con frutas confitadas y relleno de nata, crema o chocolate. El roscón sigue siendo una parte esencial de la celebración de los Reyes Magos, simbolizando la continuidad de las tradiciones a lo largo de los siglos.