Yolanda Díaz ha logrado el consenso sobre la semana laboral de 37 horas y media con los sindicatos, que opinan igual que ella. No lo ha hecho, en cambio, con la patronal, a la que le ha dicho que si no se suma al acuerdo se la impondrá por decreto. Lo malo es que ni siquiera está consensuada esa norma con la parte importante del Gobierno, la que corresponde al PSOE, con lo que se demuestra que el consenso es en realidad una carencia de nuestro sistema, en el que predomina el desacuerdo.
El término consenso no se aplica entre nosotros al acercamiento de posturas, sino a la adhesión o sumisión, como cuando los socialistas acusan a los populares de no llegar a un acuerdo con ellos en el tema de la inmigración, por ejemplo. Se trata en este caso, por no aburrir al lector con otros acontecimientos, de que el PP no se suma a las tesis del PSOE, en vez de hacerse concesiones mutuas.
En realidad, el consenso debería ser fundamental en temas de Estado y en aquellos otros en los que hay de inicio una diferencia de posturas importante. Me refiero, en el último caso, a los eventos de los 50 años de la muerte de Franco en 2025, que en vez de suponer una coordinación de actos entre todos los ciudadanos, se convertirán, de hecho, en la imposición de media España sobre la otra media.
Ahora que está tan denostada la Transición política, ésa sí que fue época de consensos, desde la Ley para la Reforma Política hasta los Pactos de La Moncloa, en que todas las partes hicieron concesiones en aras de un objetivo común. En los últimos tiempos, sin embargo, el único acuerdo de calado ha sido la modificación del concepto de minusválidos por el de discapacitados, que en el fondo no responde más que a un cambio semántico para adaptarse a lo políticamente correcto.
Ni siquiera cabe hablar de consensos a los acuerdos, cada vez menores, que los partidos del Gobierno Frankenstein logran con el Ejecutivo, pues no son más que actitudes oportunistas para evitar que el PP tome el relevo de un Sánchez que es un auténtico chollo para todos los que abominan de España.