OPINIóN
Actualizado 27/12/2024 08:12:54
Manuel Rodríguez Fraile

Hoy seré breve que estamos en días de fiesta.

Pues no, no quiero que los Reyes Magos me traigan ninguna cosa el próximo año, sólo les pido que no se lleve nada de lo que he tenido durante este que, dicho sea de paso, ha sido mucho. Porque asumiendo la máxima del escritor y poeta francés del siglo XVII Jaen de La Fontaine: La avaricia lo pierde todo por quererlo todo. Por eso yo no pido nada, en todo caso debo dar las gracias por lo recibido sin solicitarlo durante este año 2024 que concluye en breve. No tengo peticiones sólo deseos.

Y parafraseando a mi admirado Joaquín Sabina, a quien ya he citado en otras ocasiones, mis deseo son como todos los años que el maquillaje no apague tu risa/ que el equipaje no lastre tus alas/ que el calendario no venga con prisa/ que el diccionario detenga las balas. Y sobre todo que las verdades no tengan complejos que/ las mentiras parezcan mentiras pero mi mayor deseo es que los matan se mueran de miedo. Reconozco que con esto último me vienen a la cabeza algunos nombres.

Con 2025 se abrirán nuevas oportunidades. Tendremos 365 días por delante para intentar cambiar aquello que no nos gusta, para disfrutar y luchar por mantener lo que ya tenemos. Dispondremos de 52 semanas para reír, llorar, amar, compartir, ayudar, viajar... Gozaremos de 12 meses enteros para esquivar el pesimismo, combatir el desánimo y procurar que no sea un año más, sino un año ÚNICO e irrepetible ¿no lo son todos acaso?

Mi modesto consejo es que para hacer todo esto no confiemos en la suerte, mala o buen, tampoco en el destino, la fortuna, el azar y todas esas paparruchas porque sólo son palabras vacías que sirven para ocultar nuestra ignorancia o tranquilizar nuestra conciencia, son supersticiones. Yo no creo en la casualidad y sí en la causalidad. Lo que nos sucede no es cuestión de suerte o casualidad sino de elección. Es decir todos lo que nos sucede es causado por algo o por una suma de "algos" y que no sepamos cuáles o cuántas son las causas no explica nada. No existen los dioses que tejan el destino. Emily Dickinson, la poetisa estadounidense decía que: La buena suerte no es casual, es producto del trabajo; así la sonrisa de la fortuna tiene que ganarse a pulso.

Por tanto, no perdamos el tiempo esperando el próximo premio gordo de la lotería de Navidad sin hacer nada, porque el gran premio es poder hacer cosas durante todo un año, VIVIR un año más. Feliz Año 2025.

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