La realidad del fútbol es que es muy difícil la elección del modelo que garantizase ganar los partidos.
Personalmente, mi modelo de fútbol es el que practicó Rinus Michels con el Ajax de Amsterdam y, lógicamente, con la Selección Holandesa. Recuerdo que ya en 1978, época del Mundial de Argentina, Menotti aseguraba que era el último avance claro del fútbol “contemporáneo” que aportaba nuevos conceptos hasta entonces ignorados.
Hay quienes siguen aferrándose a las tácticas numéricas sin razonar que es una manera simple de distribuir a los jugadores en el campo para ocupar los espacios más favorables, según cada equipo y configuración. Porque el modelo de juego debe complementarse con otros numerosos principios del juego que, al final, prevalecerán por encima de otras consideraciones: Que si bloque alto, que si bloque medio, que si bloque bajo, que si se quiere el balón y la iniciativa, que si la iniciativa se la regalamos al contrario para contraatacarlos cuando pierdan el balón, que si se aplica presión intensiva cuando se pierde la pelota, que si jugamos con “9 falso” y extremos a pierna cambiada, que si provocamos fueras de juego adelantando las líneas defensivas al medio campo bien presionando o “achicando” espacios … Todo un sin fin de premisas que nunca sabrás si son definitivas para ganar los juegos.
Pero no se debe actuar en plan papagayo, repitiendo sin sentido y copiando lo que se ve y te lo venden como la última moda, por supuesto sin llegar a aplicar el sentido común. En UDS Salamanca, años 80, hubo un entrenador que jugaba en línea poniendo a toda la defensa pisando la línea divisoria de medio campo, incluso en los saques de puerta contrarios. Pero nadie le corrigió en el tiempo y no se enteró que el Reglamento, en los saques de puerta, estipula que no existe fuera de juego.
Otra muestra es aquel entrenador de juveniles, listo para la galería y pobre de ideas, se obsesionó con la “defensa en línea”, imitando sin fundamentos otras ideas del momento en el primer equipo. En cierto partido fuera de casa, aplicó su infalible idea de “defensa en línea”, sin valorar que el equipo contrario tenía un delantero centro muy rápido y un medio centro con una gran capacidad de pase. Cinco goles fue la consecuencia de la obstinación de aquel entrenador, ni presionaba al “hombre-balón” que generaba los pases ni la defensa acompasaba las entradas del delantero, los centrales se limitaban a estacionarse en la línea de manera estática.
Es el problema de los entrenadores que van de “manual” pero son meros repetidores de tendencias sin más análisis profundos. Ni que decir tiene que aquel entrenador no progresó mucho en su carrera.
Otras veces he criticado a los entrenadores que montan circuitos técnicos con picas, conos y marcas convencionales intentando que sus jugadores aprendan movimientos enfrentándose a elementos estáticos que “nunca” se les planteará en la realidad de un partido de fútbol. Este vicio es muy contemporáneo pero inútil.