OPINIóN
Actualizado 21/12/2024 09:49:34
Francisco Aguadero

Creo que todos estaremos de acuerdo en que “es Navidad”, aunque para cada uno tenga su particular significado. Así lo pone de manifiesto el ambiente que nos rodea y, caminamos a pasos agigantados, hacia el día central de la misma que es el próximo miércoles 25. Somos consciente que estamos diciendo algo que todo el mundo sabe. También todo el mundo viene haciendo celebraciones y preparativos de la Navidad desde hace tiempo, pero pocos nos preguntamos ¿qué significa?, ¿por qué será?.

Puede que sea, o tenga algo que ver, con lo que el sociólogo Zygmunt Bauman ha descrito como la “Sociedad líquida” (1999) y que otros llamamos “Sociedad de la información” (1997) Ambas denominaciones son coincidentes en algunas de las características del mundo actual, significado por su estado fluido, volátil, virtual, desdibujado en su orden establecido. Un mundo en constante y vertiginosa transformación en el que lo que eran realidades sólidas de nuestros antepasados e incluso de nosotros mismos, como la honestidad, la palabra dada, el matrimonio para siempre y el trabajo fijo en una misma empresa, se han venido abajo.

Todas esas realidades sólidas y muchas más, han dado paso a un mundo virtual, más precario, volátil, provisional, ansioso de novedades, lleno de bulos y mentiras, crispado, escaso de compromisos y valores, que han debilitado los lazos humanos, las costumbres y la herencia de nuestros antepasados. Se han minusvalorado los conceptos de Paz y Bien.

Sabemos que la Navidad se instauró, religiosamente, para conmemorar el nacimiento de Jesús como el hijo de Dios. Mas, la idea de la fiesta, la necesidad del descanso y la euforia consumista desatada en estas fechas, opacan el significado espiritual. En cualquier caso, la Navidad es una celebración colectiva de carácter e intensidad universal como ninguna otra. Sin perjuicio del sentido que cada uno dé a estas fiestas, lo significativo es que es tiempo de fe, magia, ilusión y alegría, como ninguno otro en el año.

La Fiesta de Navidad, en sentido amplio, es la festividad más extendida del mundo. De los 193 estados miembros que forman la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el día de Navidad es una festividad pública oficial en 161 de ellos. Se celebra en los cinco continentes, fruto del colonialismo llevado a cabo por potencias europeas, con raíces cristianas, en las cuales la población mayoritariamente practicaba el cristianismo. Seguidamente, nos acercamos a alguna de las celebraciones navideñas en países de diferentes latitudes.

Filipinas es el país que tiene las fiestas navideñas más largas del mundo. Las calles empiezan a engalanarse en septiembre y el ambiente festivo navideño llega hasta enero. Sus farolillos gigantes e iluminados, hasta seis metros de altura, es una de las manifestaciones más espectaculares y conocidas. Calles, centros comerciales y hogares se llenan de luces y decoraciones navideñas. La alegría de los villancicos suena por todas partes y en todos los corazones.

En América, desde México hasta el Cono Sur, se extiende un manto de festividad navideña donde, dentro de la diversidad, te encuentras una tradición, un gusto y un fervor sin parangón por los belenes, especialmente en la artesanía popular y en los hogares. Cuando visitas aquellos países, percibes la riqueza del sentimiento navideño, expresado en el diseño y figuras autóctonas de belenes, impregnados de la identidad de cada pueblo o comunidad.

La magia que se le confiere a la Navidad es tal que, en Brasil, se cree que los animales adquieren la capacidad de hablar durante las navidades, lo que potencia el hecho de que los niños intenten conversar con sus mascotas.

En Colombia, las manifestaciones de la celebración navideña comienzan a primeros de diciembre y en las vísperas de la Inmaculada, comienza el “viaje” navideño, simbolizado en tomar la maleta y dar unas vueltas a la manzana o cuadra con ella.

La temporada navideña en México se inicia a finales de noviembre y finaliza el uno de enero con el Año Nuevo, aunque en algunas tradiciones se extiende hasta el seis de enero con la Epifanía (Reyes Magos). Como en otro orden de cosas, las tradiciones indígenas se entrelazaron con el cristianismo y dieron origen a una celebración rica, diversa y original. Puede que el elemento más significativo y diferenciador de la Navidad mexicana sean las “posadas”, celebradas nueve días antes de la Navidad, por grupos de personas van cantando por las casas en las que se encontrarán bellos y singulares nacimientos.

En Europa asociamos Navidad al invierno, el frío y la nieve, pero no en todas las partes es así. En Australia y otros países del hemisferio sur, se celebra en unas condiciones climáticas muy diferentes. Allí tienen lugar en verano y es habitual que la gente se reúne con familiares y amigos en la playa para darse un baño, hacer una barbacoa, ver a algún paisano con uniforme de Papá Noel paseando por la playa o jugando en la arena con algún niño.

Singular celebración de Navidad es la que hacen en Etiopía que, como iglesia ortodoxa, la celebran el siete de enero. La principal característica de la festividad es el ayuno de Adviento, que comienza el 25 de noviembre, durando 43 días. Periodo en el que solo se hace una comida al día y que, además, es vegana. El día de Nochebuena se viste de blanco para ir a una misa que comienza a las seis de la tarde y termina a las tres de la madrugada.

En España, aunque el turrón navideño ya está en los supermercados en octubre y las luces de Navidad comienzan a lucir a primeros de diciembre, la tradición indica que las fiestas navideñas comienzan con el sorteo de la Lotería el 22 de diciembre y termina el seis de enero con los Reyes Magos.

Cada vez más se intenta conjugar la tradición de reunión familiar con la idea y el hecho de viajar, aunque la primera va perdiendo enteros en favor de la segunda. Mientras, los aspectos religiosos van quedando desatendidos, hasta tal punto que la Navidad ha ido escorándose hacia el mercantilismo y neoliberalismo más integrista, olvidándose de los orígenes y del mensaje de Paz.

La historia y el presente nos dicen que en los tiempos del nacimiento de Jesús se daban elementos sociales y políticos comunes a los de la realidad de hoy: guerras, imperialismos, colonialismos, violencia contra niños y mujeres, migrantes, refugiados, esclavos de algún modo, desigualdades profundas y violación de los derechos fundamentales, entre otros. Por eso, el mensaje de Paz y alegría de la Navidad sigue teniendo sentido y no solo religioso, también social y económico.

¡Feliz Navidad!

Les dejo con José Luis Perales y Canción Para la Navidad:

https://www.youtube.com/watch?v=-WSS4woqhTI

Aguadero@acta .es

© Francisco Aguadero Fernández, 20 de diciembre de 2024

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