Copa titulares y no escapa al ojo público la enorme crisis de vivienda que vivimos, toda una emergencia social en España, y también en ciudades como Salamanca. Cuenta el informe de Cáritas y FOESSA que el 24,2% de los españoles enfrenta dificultades para acceder a una vivienda digna, por no hablar de las repercusiones entre los sectores más vulnerables. Tres claves: alquileres disparados, precariedad, y, literalmente, ausencia de un parque de vivienda suficiente.
En medio de semejante panorama, Cáritas Salamanca ha apoyado a 1.251 personas mediante 2.864 ayudas que beneficiaron a 714 familias. Ha destinado más de 650.000 euros al pago de alquileres y 100.000 euros a suministros básicos como agua, luz y gas. Además, ofrece acompañamiento personalizado y soluciones habitacionales para personas sin hogar, con VIH/sida o enfermedades graves. Explican que entre los perfiles más frecuentes se encuentran parejas con hijos (29%), familias monoparentales (23,5%), trabajadores con ingresos insuficientes, inmigrantes sin acceso a ayudas sociales y personas viviendo en pisos compartidos.
Cáritas pide ayuda y hace campaña estos días para recabar apoyos entre los salmantinos. Pero no es suficiente y, más allá de polémicas políticas intervencionistas defendidas por parte de algunos partidos, es evidente que el Estado tiene que construir vivienda pública, que no es lo mismo que “crear una empresa de vivienda pública”, como anunciaba el presidente Sánchez recientemente. De las prometidas por el actual gobierno, 184.000, solo se ha entregado el 5,5% de las viviendas. Dejémonos de superficialidades y afrontemos lo que se necesita, también en Salamanca: ladrillo, mucho ladrillo público.
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