LAS ARRIBES
Actualizado 17/12/2024 13:53:17
Redacción

Recuperamos aquí, a petición de su autor, Antonio Risueño Pérez, el artículo publicado por LAS ARRIBES AL DÍA en julio de 2013 dedicado a Arcadio Vicente con motivo de la concesión de la Encina Charra en el Festival de la Charrada 2013 de Ciudad Rodrigo

El próximo sábado día 20 de Julio cuando el sol vaya cayendo en nuestra Plaza Mayor y sus últimos rayos se escondan detrás de las casa de la colada; entre sones de gaitas, tamboriles, panderos, castañuelas y demás instrumentos de la música de siempre, subirá Arcadio a recoger su premio.

Pues en esta charrada cambiada de fecha se le rinde homenaje a Arcadio Vicente, 'Arcadio el de Barreras'; un minúsculo y escondido pueblo cercano a Vitigudino donde llegó de criado y acabó de amo. Estamos ante un hombre de campo que supo, pudo y quiso sacarle el máximo partido a los menguados recursos que ofrece esta bendita tierra. En las laderas de Gema, el pueblo que lo vio nacer fue capaz de mamar todo lo que la madre naturaleza le ofreció al cuidando de la nunca abundante hacienda familiar.

Pensar en él, es recrear al hombre recio y maduro, pero constante y pausado que hizo vida en este rincón en el último tercio del siglo XX, que vio pasar los trenes del progreso, que nunca dejó de hacer crecer su casa, que no perdió el norte de las cosas, aunque en otros sitios se atarán los perros con longanizas. Arcadio siempre tuvo las cosas lo mejor que podía: los barbechos en punto, las vacas entabladas y las ovejas metidas en leche. Trabajo diario con la ayuda de su maravillosa Inés y de alguno de los 10 hijos que esta buena mujer le regaló, siempre contaron con la ayuda y compañía del entrañable Luis. Una vida a veces estrecha que siempre quiso que fuera más amplia para sus hijos.

Arcadio siempre mañoso para las cosas, desde muy chico le daba vueltas a los sones que entraban por sus oídos y se quedaban en su cabeza para siempre. Para él la música del pentagrama podía tener todos los secretos que quisiera, pero los sones del baile en la plaza no se le iban ni en broma.

Escucho a tamborileros y hasta alguna vez le dijeron algo pero los toques de Arcadio son sólo suyos. Cuando en cualquier tarde de fiesta suena el Tamboril y la Flauta que, a el le gusta decir, si es Arcadio esos sones no pasan en balde. Arcadio con gorra de visera, la porra y la faria en la mano derecha y el tamboril dorado que heredó del Señor Urbano de Yecla en la izquierda, han dado fiesta durante décadas por el Noroeste salmantino.

Esta Encina Charra cae en unas manos con callos que nunca utilizó el folklore para gandulear sino que lo vivió en son de fiesta. Enhorabuena amigo.

ANTONIO RISUEÑO PEREZ

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