Desmond Morris escribió en su libro “El Deporte Rey” que “Toda Tribu necesita un hechicero para que haga magias y privilegios”. Siempre nos han entrado dudas de que los presidentes de los clubes de fútbol fichen a entrenadores solo para disponer de “un escudo humano protector” y para cuando sus equipos pierdan mucho ellos tengan un “cabeza de turco” fácil. Ahí los entrenadores se convierten en hechiceros y resuelven los problemas con las magias de la abuela Celestina.
El director del teatro Bolshoi, Fuat Mansurov, declaraba en el diario “El Pais”11 de mayo de 2007: “Ningún arte puede existir sin un dictador… pero en mi vida diaria soy buena persona, en serio…” (…) “No miro las partituras, sino a los ojos de los músicos de la orquesta”. Aseguro que muchos entrenadores no dialogan con los suyos así que, difícilmente, suelen mirarlos a los ojos. Sin embargo, todos ellos se consideran buenas personas.
Irureta, dijo al diario Marca: “A mí me ha gustado siempre hablar con los jugadores, pero cada vez son menos receptivos. Cuando llamo a alguno, me dice: ¡Ojo!, que yo no soy del filial. Como si sólo hubiese que charlar con los chavales… Tampoco les gusta compartir habitación. Hay mucha incomunicación.” Recuerdo aquella acción de Djalminha que pegó al su entrenador, una bella persona por otra parte, dialogante y de gran aceptación por todos los futbolistas. Pero es que en la “Tribu” se acogen, todavía, a jugadores con una sola neurona.
En otra ocasión, Vicente del Bosque en un rasgo de sinceridad aseguró: “Estoy en contra de dar todo el poder al entrenador”. Sería bueno encontrar el contexto en que nuestro paisano llegó a pensar aquello. En “La Magia de escribir”, José Antonio Marina: “Pensar es unir significados (palabras, ideas, imágenes) en un todo coherente, con el propósito de comprender, conocer o buscar soluciones”.
Uno de los mejores entrenadores que yo reconozca, Menotti, reflexionó en cierta ocasión: “… al margen del Gitano Juárez… No recuerdo a nadie, lo único que aprendí de los técnicos que yo conocí es lo que no se debe hacer…” Aseveración muy dura para la “clase entrenadora”, pero edificante, con mensaje para los que se han acostumbrado a dirigir grupos a base de prohibiciones, en el fondo me resulta un símbolo de falta de autoridad…
El sabio Menotti llegó a publicar este “decálogo” insuperable, ahora mismo no recuerdo si es de su libro “Fútbol sin trampa”, por otra parte de lo mejor que se escribió sobre fútbol:
1. “El primer cuidado que debe tener el técnico es no equivocarse en la elección de los jugadores…”
2. “Yo no dudo entre la condición atlética y el talento. De un talento, trabajando, puedo hacer un atleta. De un atleta sólo conseguiré un atleta mejor”.
3. “Mi objetivo es jugar bien. Porque jugando bien, aunque hoy perdamos, a la larga vamos a ganar”.
4. “… soy lírico. Pero no me gusta que mi equipo dé ventajas. Y entonces soy realista”.
5. “En fútbol se desequilibra al adversario por dos motivos. 1). Habilidad. 2). Superioridad numérica”.
6. “… soy enemigo declarado de dos modalidades muy usadas últimamente: la de tirar córners con pierna cambiada y la de convertir los tiros libres en jugadas raras”.
7. “Al jugador que camina mucho con la pelota le dificulta el trabajo a sus compañeros y le complica la vida a todo el equipo…”.
8. “En el ataque, el hombre que avanza con la pelota tiene tres opciones: 1) No denunciar lo que piensa hacer… 2) Denunciar el destino del pase y entregarla en esa dirección: el defensor va a la jugada cantada. 3) Denunciar que uno piensa hacer una entrega y hacer otra distinta…”.
9. “El ideal del fútbol es conseguir precisión con velocidad”.
10. “Quiero que mi equipo juegue con honestidad. Hay un público que paga por mirar un espectáculo y a ese público no se lo puede defraudar simulando lesiones, demorando el juego, tirando la pelota afuera, jugando a no jugar”.