Tras sufrir La Armuña un cruento ataque de Almanzor en el año 980, diez siglos y medio después esta aceifa contra las tierras armuñesas permanece prácticamente olvidada en el baúl de la historia.
Uno de los personajes musulmanes más conocidos de la Edad Media hispana es Almanzor, conocido así por su mote “Al-Mansur” (“el victorioso”), un caudillo militar conocido por la rapidez y ferocidad de sus campañas contra los reinos cristianos (conocidas como “aceifas”), que desarrolló principalmente en el último cuarto del siglo X, siendo el principal de estos reinos, el de León, el que más sufrió sus envites, habiéndose aprovechado además Almanzor de la división interna que había en el reino leonés, con la nobleza más pendiente de acomodarse buenos puestos que de defender las fronteras del reino.
Así, la primera aceifa de Almanzor contra un reino cristiano se dio en el año 977, cuando atacó el Reino de León con una aceifa contra Baños de Ledesma, haciendo posteriormente el mismo año otra contra Salamanca. No fueron estas las únicas campañas militares contra el Reino de León por parte de Almanzor, que en el 978 atacó Ledesma, en el 979 Zamora y en el 980 La Armuña, para volver a atacar Zamora en el 981, Toro y León en el 982, nuevamente Salamanca en el 983 y Zamora en el 984, una gran aceifa contra Zamora, Salamanca y León en el 986, de nuevo contra Zamora, Toro y Astorga en el 988, otra contra Toro en el 990, Astorga y León en el 994, y finalmente su última aceifa en tierras leonesas en el 996 contra Astorga.
De este modo, una de las campañas militares relámpago que impulsó Almanzor fue la que en el año 980 dirigió contra La Armuña (descrita en las crónicas de la época como “Almunia”), que siguiendo las tesis de Julio González, Ángel Barrios y Ramón Grande Del Brío cabría identificar con la comarca de La Armuña, en la actual provincia de Salamanca, integrada entonces en un Reino de León que, pese a encontrarse en un mal momento, seguía siendo aún el más importante de los reinos cristianos de la Hispania medieval.
En este aspecto, según la descripción que hace Al-Udrí de esta aceifa contra La Armuña, esta se prolongó tres semanas desde su inicio, partiendo Almanzor con sus ejércitos desde Córdoba el 30 de septiembre del 980, para acabar saqueando y sometiendo el territorio armuñés, presumiblemente con cierto grado de resistencia por parte leonesa, que hizo que se demorase una semana su intento de someter y ocupar La Armuña por completo, hecho que habría logrado el 14 de octubre del 980 con la toma militar plena del territorio, regresando tras su saqueo total hacia Córdoba, donde llegó el 20 de octubre, seis días después de finalizar el saqueo de La Armuña.
Cabe apuntar, por otro lado, que este limitado espacio temporal del regreso, apenas seis días, imposibilita las teorías alternativas de que la aceifa contra “La Almunia” fuese contra la localidad aragonesa de La Almunia de Doña Godina, que llegaron a exponer otros autores aprovechando la coincidencia nominal. Pero sería temporalmente imposible que Almanzor hubiese llegado de dicha localidad a Córdoba en los seis días que fijan las crónicas de la época, más aún si se tiene en cuenta que en octubre los días son ya bastante cortos, imposibilitando desplazamientos diarios excesivamente largos en la época, hecho que definitivamente descartaría esa hipótesis y solo dejaría abierta la posibilidad de que la aceifa fuese contra La Armuña, en síntesis con lo afirmado por González, Barrios y Grande Del Brío.
En todo caso, tras una semana de cruel saqueo y ataque de Almanzor a las tierras armuñesas en octubre del 980, diez siglos y medio después esta aceifa contra La Armuña permanece hoy prácticamente olvidada en el baúl de la historia, pese a que seguramente permaneciese durante años muy presente en el imaginario colectivo de los moradores de las fértiles tierras armuñesas. Todo ello ocurrió a finales del siglo X, en unos años en que Almanzor se cebó especialmente en sus aceifas con las principales ciudades del Reino de León, sufriendo Zamora, León, Salamanca, Toro, Astorga y Ledesma sus ataques como también lo sufrió La Armuña, haciendo este caudillo andalusí tambalear los cimientos de un reino al que le costaría recuperarse de esta difícil página de su historia.