Hay algo especial en encontrarnos.
Algo mágico que envuelve a la palabra encuentro, que la viste de elegante domingo.
Primero, y sin lugar a duda, encontrarse con uno mismo. Mirarse en ese espejo sin marco ni amalgama y descubrir nuestro verdadero rostro, limpio como el agua cristalina de un lago en invierno, transparente como el aire que respiramos, fluido como nuestra mente cuando crea… Escudriñar ese espejo interior que refleja nuestra vida para observarla desde fuera, como a través del vidrio de un escaparate que vemos con atención, y sopesar cómo evoluciona, si somos quienes quisimos llegar a ser, si estamos en el lugar que deseábamos, si desarrollamos las capacidades que nos propusimos, si somos como siempre soñamos.
Para ello, no hacen falta grandes alardes, simplemente dejar la mente vacía y reflexionar, sin ambages, sobre nuestro recorrido, sin ocultarnos detrás de ninguna extraña pose. Llegar así, fácilmente, a nosotros mismos.
Y en esa sabiduría del yo, acercarnos al bello mundo que nos rodea, sin pasar, ausentes, de largo. Fijarnos en la encina del extenso campo, con su copa cercana al suelo, su tronco firme, su crecer lento bajo las nubes. Observar cómo se inmolan las hojas de los álamos hasta su aterrizaje en la mullida alfombra dorada para, tan despacio, ir convirtiéndose en alegre primavera. Ver serpentear la frialdad del agua del río escurriéndose entre los prominentes pedregales e intuir cómo se va llenando de puro oxígeno al saludar al arqueado puente, y levantar la vista hasta la languidez del sauce con sus desganadas ramas, hasta comprender que cada elemento de la generosa naturaleza está ahí para que lo veamos, contemplemos sus cambios y, sin reparos, los disfrutemos.
Y llenos, pletóricos, sabios, equilibrados como el fiel de una balanza, podemos saborear intensamente los encuentros con los otros, buscando la fácil cercanía en los puntos comunes, el respeto en las controversias, el gozo de compartir, el intercambio en las ideas, la comunión de los sueños, la energía de los abrazos.
Mercedes Sánchez