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Actualizado 12/12/2024 14:39:55
EP

Provoca lesiones graves e irreversibles en las arterias pulmonares de los animales afectados

El Grupo de Investigación 'Enfermedades Zoonósticas y Una Solo Salud' de la Universidad de Salamanca (USAL) ha advertido de la expansión hacia el norte peninsular de la enfermedad del gusano del corazón en perros y gatos.

Así lo señala el responsable del mismo, el profesor del Área de Parasitología, Rodrigo Morchón García, que explica que esta enfermedad endémica en los países del Mediterráneo, causada por el nematodo 'Dirofilaria immitis', provoca lesiones graves e irreversibles en las arterias pulmonares de los animales afectados y se está expendiendo en Europa hacia el norte de la Península, "fruto del aumento de las temperaturas y del número de mosquitos vectores transmisores de esta enfermedad parasitaria".

El profesor Rodrigo Morchón describe la dirofilariosis como una patología "cosmopolita y de distribución mundial". Además, dado que se transmite mediante la picadura del mosquito, "deben existir unas condiciones climáticas óptimas, caracterizadas por humedad y temperatura elevadas, donde el insecto transmisor se desarrolle adecuadamente", ha detallado en un comunicado de la USAL recogido por Europa Press.

Según han apuntado, esta patología ya ha sido descrita en regiones en donde no había constancia de ella, por lo que se la considera "emergente y en expansión en Europa".

Al respecto, Morchón ha señalado que los científicos están viendo que se describe la presencia de este parásito "en zonas que previamente se consideraban libres de la enfermedad con mayor frecuencia, y cada vez más al norte del continente". En España, se encuentra principalmente por zonas del sur de la Península Ibérica y periferias de ríos y zonas de regadío, como la ribera del Tormes o el delta del Ebro, aunque cada vez se describe más hacia el norte peninsular. También está presente en las Islas Baleares y Canarias, donde, en estas últimas, la incidencia se sitúa entre las más altas del país.

Además, la enfermedad se considera asimismo zoonosis, debido a que este parásito puede transferirse al humano tras la picadura de un mosquito vector.

En este contexto, el equipo de científicos del Estudio salmantino ha centrado su última investigación en la dirofilariosis como zoonosis emergente en Castilla y León, un trabajo que le ha reportado a Morchón el 'III Premio de Investigación Albéitar Francisco de la Reyna' en reconocimiento al esfuerzo e innovación en el campo de la investigación veterinaria.

Ejecutado en colaboración con Alberto Montoya, de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria, el estudio ofrece "un amplio espectro de datos en cuanto a la actual prevalencia de la enfermedad en los perros y gatos de Castilla y León, acompañado de un completo y detallado mapa de riesgo de infección en cada provincia.

Con ello, los investigadores de la USAL han podido constatar que "el 23,5 por ciento del territorio de Castilla y León está en riesgo de transmisión elevado de dirofilariosis y que el 6,22 por ciento de los canes y el 7,23 por ciento de los gatos de la Región están infectados".

El aumento de temperatura, una de las claves

"El aumento de la temperatura ha hecho que aumente el número de mosquitos culícidos, transmisores de esta enfermedad, así como la aparición de especies exóticas no descritas con anterioridad, como el mosquito tigre, principalmente en las regiones de la meseta peninsular con áreas de regadío y en la cuenca de los grandes ríos, llevando consigo un aumento de la incidencia en estas zonas", ha explicado Morchón.

Un aspecto al que habría que añadir "la expansión de las zonas urbanizables con propietarios con una o varias mascotas, el número de viajeros con mascotas y el transporte de mercancías, que hacen que los vectores y mascotas estén en constante movimiento y contribuyan a la expansión de la enfermedad".

En cuanto al nematodo, los investigadores de la USAL han especificado que los gusanos adultos son filiformes, blanquecinos y miden entre 12-30 centímetros de longitud. Afectan principalmente a los perros, que son los hospedadores definitivos, aunque también gatos, hurones y otros carnívoros son susceptibles de ser infectados.

Además, su presencia es síntoma de la posible existencia de otras enfermedades de transmisión vectorial.

Efectos devastadores

Respecto a las lesiones que provocan, una vez infectado, los parásitos adultos van a producir en el animal un proceso cardiorrespiratorio, ya que lesionan grave e irreversiblemente las arterias pulmonares.

Se produce un fenómeno denominado endoarteritis proliferativa, donde la pared de la arteria deja de ser lisa y se desarrollan rugosidades y vellosidades que, a su vez, provocan un estrechamiento de su luz.

Además, las arterias se deforman y pierden elasticidad, provocando hipertensión pulmonar precapilar y en consecuencia se desarrolla una insuficiencia cardiaca derecha.

En adición, "la muerte natural de los parásitos puede provocar tromboembolismos pulmonares de diversa gravedad, que pueden llegar a ser mortales", ha finalizado Morchón.

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