A tenor de la inanidad de sus políticas, el Partido Popular sólo sirve de contrapeso verbal a los insultos del PSOE con nuevos dicterios por su parte. Así, donde los socialistas hablan de fachosfera, bulos y mentiras, los populares replican con vergüenza, imputaciones y escándalos. Por lo demás, de política propositiva nada de nada. Aún no sabemos, por ejemplo, cuál es la política real del PP sobre inmigración, vivienda, subvenciones, etcétera, etcétera.
Lo cierto es que el Partido Popular se ha dejado comer el terreno por el relato y la agenda progre de sus oponentes, sin atreverse a salir de esos parámetros, como si temiese ser aún acusado de más retrógrado de lo que ya lo hace el PSOE.
Tenemos ejemplos todos los días de esta sumisión a los postulados socialistas, a no plantarles cara de verdad con nuevos relatos ni propuestas en los que el PP se muestre como adalid de las libertades y los derechos ciudadanos frente a la autocracia creciente y crecida de sus rivales. Un ejemplo, mínimo, si se quiere, lo tenemos en los encuentros de Pedro Sánchez con los presidentes autonómicos populares —salvo la excepción de Isabel Díaz Ayuso, que ésa es otra cosa—, en los que los dirigentes territoriales se dejaron colar la financiación desigual para Cataluña por unas migajas prometidas por el Gobierno central.
En lo demás, también. Ante a todas las leyes woke, de cancelación o de invención de derechos inexistentes, el PP se ha arrugado y no ha ido de cara frente a ellas. No es de extrañar, entonces, el desconcierto de sus votantes y que el partido no acabe de despegar en las encuestas ante un PSOE que resiste y que necesite para una posible mayoría absoluta de un Vox que no está precisamente en las mejores relaciones con él.
Ahí tenemos, si no, las encuestas tras la DANA en Valencia que le han supuesto un desgaste terrible a los populares en aquella región, mientras apenas si ha afectado al Gobierno central y el Vox valenciano pega un buen arreón en los pronósticos electorales.
Por eso, mientras el PP no muestre un aspecto propositivo, explicando qué piensa hacer con las políticas concretas caso de llegar al Gobierno y se dedique tan sólo a llevar la contraria al partido en el poder, será una formación inane que dejará a su rival un ancho campo donde pastar a su gusto.