La Justicia tiene una venda en los ojos y no se entera de lo que vale un peine. Se la pusieron para que a la hora de impartir justicia juzgara a todas las personas por igual, pero además de ciega es imbécil, y la “señora” no se entera de que los jueces le toman el pelo como les da la gana.
Si fuera un poco espabilada, ni la venda le hubiera impedido ver que Joe Biden, antes de dejar la Casa Blanca, ha indultado a su hijo, procesado por varios delitos aunque diga que fue “un error de la justicia”; si fuera un poco espabilada, ni la venda le hubiera impedido ver que Donald Trump, antes de tener que abandonar la misma casa en su anterior mandato, también regaló indultos y conmutaciones de penas a un buen puñado de benefactores, entre ellos al mismísimo suegro de su hija; si fuera un poco espabilada, ni la venda le impediría ver que estas injusticias, ni son de nuestros días, ni son exclusivas de los Estados Unidos, se cometen en todos los países, tengan los órganos de poderes separados o no los tengan, y también en España.
Por lo tanto, o se quita la venda y se la pone a los jueces para que dejen de manipularla, o, en lugar de Justicia, debemos llamarla Pantomima.