"Si no cambiamos urgentemente nuestro modo de vida, ponemos en peligro la vida misma".
ANTONIO GUTERRES
“La generación que destruye el medio ambiente no es la generación que paga el precio. Ese es el problema”.
WANGARI MAATHAI
El cambio climático no es un cuento de hadas, hoy entendemos mejor el sistema climático de la Tierra y cómo está cambiando, ya que la climatología ha sufrido una fuerte transformación en los análisis y conocimientos. El clima siempre ha cambiado a lo largo de la historia del planeta, pero no al ritmo que lo hace en estos momentos y nosotros somos en una gran parte los causantes de ello.
Los glaciales se están derritiendo, el drama de los osos polares que no están soportando los veranos más largos, olas de calor, tormentas cada vez más intensas, aumento de la sequía, aumento del nivel de los océanos, es evidente que hay un calentamiento global del planeta. Todos tenemos que plantar cara a esta realidad, una realidad que lleva años produciéndose.
Las Conferencias de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (o COP) se celebran todos los años y son el único foro multilateral de toma de decisiones sobre cambio climático que reúne a casi todos los países. Este año se ha celebrado en Bakú del 11 de noviembre al 24, llegándose a un acuerdo que insta a los países desarrollados a entregar 300 mil millones de dólares cada año a los países en desarrollo hasta 2035 para reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero y proteger vidas y medios de subsistencia frente a los efectos más perniciosos del cambio climático.
De este foro mundial, se esteraba algo más ambicioso tanto en financiación como en medidas para paliar la emisión de gases invernadero, pero hay que establecer una serie de bases para construir un futuro más halagüeño, a pesar de que sabemos que las temperaturas de tiempos pasados no van a volver. Las organizaciones ecologistas lo ven como un fracaso, WWF afirma que los resultados de la COP29 corren el riesgo de hacer retroceder la acción climática justo en el momento en que es más importante acelerarla.
Todos recordamos el mes de junio de 2017 como un punto de inflexión, nunca se había tenido tantos días seguidos de calor. Los científicos lo catalogaron con la categoría de megaola de calor. Para llegar a los veranos de 2023 y 2024 donde batieron todos los registros, con temperaturas altísimas como nunca se habían producido. El periodo de julio y agosto de este año fue el más cálido desde que hay registros a nivel global y también europeo, según el programa de observación Copernicus.
Greenpeace afirma que la Cumbre del Clima COP29 terminó con un acuerdo vergonzoso. Después de 11 días de negociaciones los acuerdos están muy lejos de ser suficiente para responder a las necesidades de los más afectados por la crisis climática, mucho menos de mostrar responsabilidad por parte de los países donantes. Las organizaciones ecologistas se quejan de que se sigue sin lograr que la industria de combustibles fósiles asuma los costos de la contaminación que genera.
Mientras estamos viviendo la cruda realidad, el negacionismo climático en auge, aderezado con una fuerte polarización y odio sin precedentes. Todo ello, simplemente por hablar de cambio climático. Además de añadir una avalancha sin precedentes de desinformación en redes sociales y, por otro lado, también está coartando el trabajo de las personas que se dedican a la divulgación climática, como hemos visto en estos días persiguiendo a varios científicos.
Nunca he sido ecologista, ni hasta ahora me había preocupado mucho por el cambio climático, ni voy a dejar de comer carne, ni me voy a hacer vegano. Además, mi campo de saber no es la ciencia ni la climatología, sino la historia y la filosofía. Pero me está preocupando la dura realidad que no podemos ocultar, nos estamos enfrentando a la mayor amenaza de la vida humana en el planeta, a una escala nunca vista en la historia. Estamos siendo testigos de una espiral de calentamiento cada verano que se nos revela como el más cálido y extremo que el anterior. Cada vez más duraderas, cada vez más intensas. El verano es más largo y el resto de las estaciones se acortan.
Una cruda realidad que mostrará su rostro más implacable. El aumento de las temperaturas puede aumentar la mortalidad, reducir la productividad y ocasionar daños a las infraestructuras. Tendremos que hacer frente, sobre todo en España, a sequías más frecuentes, severas y duraderas. Con lo que disminuirá la cantidad y la calidad del agua dulce disponible. En los próximos años, es probable que el cambio climático aumente la frecuencia de las inundaciones en casi toda Europa, como hemos tenido ya experiencias tristes. Por no recordar las consecuencias en la salud humana, no sólo el aumento de la mortalidad, sino de virus y plagas asociadas a la calidad del agua y del aire.
No sólo será urgente tomar medidas, sino que es muy importante y fundamental que los países impulsen la Acción Climática acorde a los compromisos que se prometen y que se necesitan. La próxima cumbre del clima será en la Amazonía. La COP30 se celebrará en Belém (Brasil) dentro de un año. Tras la decepción y el acuerdo vergonzoso de estos días, estas cumbres necesitan una reforma radical y urgente. Puede que sea nuestra última oportunidad para evitar una ruptura irreversible en el sistema climático, como recordaba el presidente brasileño Lula da Silva.