En política pareciera que todo vale y, la democracia, es un sistema de gobierno que se presta a cierto tipo de negocios, que alimenta el pillaje y los rozamientos bajo la mesa. Dime qué me das a cambio de que te permita gobernar. Esa situación conlleva dejar el Estado en manos a una minoría, condicionando la estabilidad económica, política y social de una nación. No se respeta al ganador, sino que, por aviesos intereses, cuando se depende de una negociación, entonces todo se convierte en un lodazal, en una mentira. El responsable de este descalabro, tiene nombre y apellidos. Si le das partido al separatismo, empiezas por concederle la mano y este te comerá por los pies, como así ha ocurrido y lo estamos sufriendo de forma evidente. ¡Una caterva de pícaros!
La reflexión que les hago, no es mía, ni de este momento histórico, fue publicada entre 1876 y 1877 y pertenece al grupo de “novelas de tesis”. Gloria
La querella subsistía, subsiste y subsistirá pavorosa, y antes de que se acabe, muchas Glorias sucumbirán, ofreciéndose como víctimas para aplacar al formidable monstruo que toca con la mitad de sus horribles patas a la historia y con la otra mitad a la filosofía, monstruo que tiene nombre.
España, la abrasarán y podrá decirse que de ella pereció su memoria con el sonido “ Periit memoria ejus cum sonito” y después:
Antes se había entibiado la religiosidad; pero ahora se ha perdido por completo en la mayor parte de las personas y las que aún saben dirigir sus almas, se ven perseguidas, amenazadas por la caterva brutal de filósofos y revolucionarios. Los hombres y mujeres que gobiernan el país predican públicamente el ateísmo, se burlan de los santos misterios, insultan a la Virgen María, denigran a Jesucristo, llaman bobos a los santos y mandan demoler las iglesias, no sin antes profanar los altares. Los ministros del Señor hállense hoy en la condición más precaria: se les trata peor que a los ladrones y asesinos; el culto, sin decoro ni magnificencia a causa de la general pobreza de la iglesia, entristece el ánimo. Los hombres no piensan más que en reunir dinero, en disputar unos contra otros, y en disputarse el gobierno de la nación. Marchan a paso ligero a su disolución y total ruina.
Barrabás se inclinó dando gracias. Por decir algo, dijo:
Y según la prensa, el señor don Rafael del Horro viene a trabajar en las elecciones.
—Viene a trabajar y a triunfar, afirmó con desenfado. No pasará como la otra vez, cuando por nuestra negligencia y descuido se nos pusieron encima.
Repitiendo el gesto de amenaza dijo riendo don Bartolo
—Iremos a votar.
De la importancia y sinceridad de esa correspondencia entre Galdós y Pereda —tanto o más informativa sobre Galdós y su novelística que la propia Gloria— salieron declaraciones tan valiosas como la que, a sus treinta y cuatro años, firma Galdós con esta conclusión:
"En mí está tan arraigada la duda de ciertas cosas que nada me la puede arrancar”.
Las heridas mal cerradas vuelven supurar y gangrenarse.