Los avatares de mi profesión me llevaron a vivir en dos ciudades castellanas con marcado prestigio textil: Zamora y Palencia. Tierras propicias para el sostenimiento del ganado ovino, hicieron de ellas dos focos de producción de lana empleada principalmente en la confección de mantas. En la capital palentina, esta industria textil estuvo funcionando hasta mediados del siglo XX. Diez siglos antes, un grupo de palentinos repobló la ciudad de Zamora estableciendo sus telares y batanes en lo que se llamó, y se llama, el Barrio de la Lana. La manta zamorana, más que servir de abrigo en las camas, pasó a ser una prenda de adorno confeccionada con los colores de la Seña Bermeja, verde y rojo.
Esa prenda con los colores de la bandera de Zamora acaba de ponerse de actualidad con la aparición en escena de un extraño personaje que, estando en prisión provisional por presunto delito de fraude a la Hacienda Pública, decide declarar voluntariamente en la Audiencia para aportar datos referentes a todas las personas que, con él, formaron la trama de un grupo dedicado, al parecer, a actividades delictivas. El individuo en cuestión, Víctor de Aldama, abogado, empresario y asesor político, ha estado al frente de varias empresas, realizado intentos de adquirir equipos de fútbol en situación de quiebra y, en la actualidad, figuraba como presidente del club de fútbol de Zamora. Sin embargo, su verdadera especialidad parece ser la de intermediario en negocios de importación y exportación.
La información realizada por la UCO señala, sin lugar a dudas, la aparente responsabilidad de Aldama en una red dedicada al fraude de hidrocarburos, en la que asegura que estarían implicados personajes importantes del PSOE. De las averiguaciones realizadas, y de su propia confesión, se deduce su participación en el llamado” caso Koldo” y el juez dictaminó su ingreso en prisión. Conocida la confesión del intermediario Aldama, los implicados en ella, sin esperar ni un segundo, han puesto en marcha la maquinaria de rehuir culpabilidades y, de paso, declarar máximo y único responsable al presunto delator.
Craso error. A la vista del currículum de Aldama, no parece ser un “piernas”. De hecho, su patrimonio hace de él un personaje emprendedor y poco dado a los fracasos. Los círculos en los que se ha movido no son los propios de un desorientado. Cuando se ha dado cuenta de que le echaban a los pies de los caballos, ha dejado los paños calientes y lo primero que ha venido a su mente ha sido la imagen de la manta zamorana. No lo ha pensado ni un momento. Desde el duro lecho de Soto del Real, exclamó: ¡Ahora tiro de la manta!
Esa decisión, tomada por un abogado, no parece que se haga sin medir las consecuencias. Nadie entendería la larga lista de implicados, comenzando por el “puto amo” y siguiendo por un buen número de ocupantes actuales de los bancos azules del congreso, y hasta de algunos/as ex, sin disponer de pruebas convincentes. No obstante, por aquello de que las armas las carga el diablo todos los aludidos han salido en tromba en los telediarios de todas las cadenas para repetir literalmente las mismas disculpas. Todo parece indicar que los disparos de Aldama han dado en el blanco. Por supuesto que el que está tirando de la manta no debe ser modelo de conducta. La práctica nos enseña que el comisionista que triunfa en el mundo de los negocios a base de repartir sobres a quienes le facilitan sus operaciones, atenta contra su propia honradez y la de los “sobrecogedores”. Es un modus operandi desgraciadamente frecuente en el mundo de los políticos.
No caeré en el error de privar a nadie de su particular presunción de inocencia. Efectivamente; nadie, ni siquiera Aldama, está condenado. Ahora bien, son tantas de declaraciones exculpatorias pronunciadas por personas próximas a este gobierno -en un intento de justificar la conducta anómala de algún compañero, para acabar siendo declarado culpable- que este aluvión de insultos al que ha tirado de la manta no tiene que ser tomado como artículo de fe. De momento, algún ministro que dice no conocer de nada a Víctor de Aldama, resulta ser el mismo que le ha concedido una condecoración.
Es significativo que tanto el juez como el fiscal hayan calificado como verosímiles las declaraciones de quien ha comenzado declarándose culpable. De lo contrario, no se explicaría la inmediatez con que se le ha concedido la libertad.
. La coral de altavoces monclovitas ha calificado a Aldama como “presunto delincuente”. Efectivamente, como lo son la esposa del presidente y su hermano Hay que reconocer las dotes que exhibe Sánchez para salir indemne de todos los contratiempos que le sobrevienen en su cargo. Tiene la ventaja de no conocer lo que es la decencia y la lealtad por lo que considera lícitas todas las medidas que favorezcan sus deseos, aunque sean funestas para la sociedad. Hasta ahora ha contado con la impagable ayuda de responsables de organismos dispuestos a blanquear cualquier abuso. Las declaraciones que deban ser refrendas por estas personas pocas veces se han opuesto a sus intenciones.
En otro orden de cosas, estamos asistiendo a diario aun constante mercado de toma y daca por parte de Sánchez y los partidos que le sustentan en el Congreso. Nunca podíamos imaginar hasta dónde es capaz de llegar para alcanzar sus metas. Ha cruzado todas las líneas rojas que dicta nuestra Constitución y nada le importan las graves consecuencias que se derivan de su actitud. Parece imposible que en su propio partido no haya líderes con los arrestos suficientes para decirle ¡Ya basta!
Ahora bien, ni Sánchez ni todos los que han resultado salpicados por las primeras declaraciones de Aldama, deben olvidar que, con toda seguridad, comparecerá más veces ante el juez y, terminado ese capítulo, es de esperar que Ábalos tome su particular manta y tire de ella.
Malos días le esperan a Sánchez y, mientras tanto, la derecha sigue apuñalándose mutuamente. Su pretendido amor a España no se corresponde con su actitud. No van a encontrar muchas ocasiones más propicias que esta para desalojar al inquilino dela Moncloa.