El presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, ha comparecido ante las Cortes Valencianas para dar la enésima versión sobre los acontecimientos de la catastrófica “DANA”, que ha causado más de dos centenares de muertos y unos daños materiales que han dejado sin viviendas, vehículos, propiedades e incluso recuerdos de vida, a miles de valencianos.
El popular refrán que dice que “se coge más pronto a un mentiroso que a un cojo” se cumple a la perfección en la cronología de los hechos. Mazón, lo primero que hizo al comparecer con el presidente del gobierno al día siguiente de la catástrofe, fue agradecerle sinceramente a Pedro Sánchez y su gobierno por la rapidez y la eficacia en la actuación. En cambio, ese mismo día, Feijóo –que también se había reunido con Mazón- compareció ante los medios para responsabilizar al gobierno de actuar tarde y mal, al no declarar emergencia nacional y, en consecuencia, asumir directamente el gobierno de la nación la gestión de la referida emergencia, cuando, en este caso, el Estatuto de la Comunidad Valenciana establece expresamente que las competencias sobre protección civil de este tipo de emergencias son exclusivas de la referida Comunidad Autónoma.
No obstante, cuando Mazón comprobó que la ciudadanía valenciana comenzó a hacerle responsable de la catástrofe por no haber actuado a tiempo, el presidente de la Generalitat vuelve a emitir un comunicado en el que responsabiliza a todos los operadores del Estado y sus organismos de detección de alarmas porque, según él, avisaron tarde, cuando está probado fehacientemente que, tanto la AEMET como la Conferencia Hidrográfica del Júcar, avisaron de las graves consecuencias que habría -si no se activan las emergencias- sobre esa zona devastada.
El PP, con Feijóo a la cabeza, recoge ese guante de la mentira y la manipulación –si manipulan así, a plena luz investigadora, qué harán cuando los hechos son confusos- y embiste como un toro endiablado contra la ministra del ramo, Teresa Ribera, diciendo una cantidad de sandeces impropias de alguien que aspira a ser, algún día, presidente de gobierno. Hace responsable a la ministra con el fin de impedir su nombramiento como vicepresidenta de la Comisión Europea. ¡Ya es tener mala leche! y que demuestra que los intereses de España le importan un “pito” cuando no manda el PP. Paralelamente, su “monigote político” en el Parlamento Europeo, Dolors Montserrat, culmina el esperpéntico espectáculo durante las preguntas-examen que los eurodiputados realizan a los candidatos a la Comisión Europea, convirtiendo el ágora de Estrasburgo en un improvisado circo en el que el PP español sólo rubricó un espantoso ridículo, porque días después se cerró el acuerdo y el PP europeo apoyará, por fin, a Teresa Ribera como vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea.
Y para concluir, la semana política le ha vuelto a dar la espalda a Feijóo y el PP, dado que el Ejecutivo ha logrado sacar adelante en el Congreso el “paquete fiscal” con los apoyos de los partidos de la investidura, en una operación muy arriesgada, ya que ha puesto de acuerdo a la derecha moderada y la izquierda, votando en contra, como en todo, PP y VOX.
Después de todo esto, Feijóo ha dado claras muestras de nerviosismo, dado su movimiento ideológico hacia la extrema derecha de VOX. Es tal la desesperación en la que está sumido, abducido por la ultraderecha política y mediática, que cuando escuchó las declaraciones realizadas en sede judicial por el delincuente confeso, Aldama, presunto conseguidor del “caso Koldo”, en las que acusaba directamente y sin pruebas al presidente del gobierno y otros miembros del Gabinete con el fin de conseguir la libertad provisional –algo que consiguió- Feijóo inmediatamente le dio credibilidad a estas declaraciones y en una rueda de prensa animó a los partidos que apoyan a Sánchez a dar el paso para apoyar una moción de censura. ¿Cómo tiene tanta desvergüenza Feijóo para pedir apoyos a grupos políticos a los que está sistemáticamente criminalizando, calificándolos de terroristas, sediciosos y separatistas? ¿Cómo es posible que quiera proponer una moción de censura cuando en el tiempo que lleva dirigiendo al PP no ha elaborado un programa político de gobierno alternativo? Ya lo dice él mismo, no se atreve a presentar una moción de censura porque sabe que la va a perder y, como siempre, la “cobardía política” mezclada con esa “zorrería política” típica de Feijóo –puesto que es capaz de apoyar un mensaje político y el contrario, a la vez- son los ideales que presiden la actuación del líder de la oposición. Como diría Giulio Andreotti, el que fuera primer ministro italiano por siete veces: “el poder desgasta, pero la oposición mucho más”. Pide tanto Feijóo la dimisión del presidente del gobierno que probablemente sea él –como ya hicieron con Casado- quién tenga que abandonar.