"No estamos realmente concienciados de la inseguridad que pueden sentir algunos niños, niñas y adolescentes"
Siempre me consideré una niña afortunada. Fui a un colegio en el que hice muchos amigos, y la gran mayoría son los que hoy en día forman parte de mi grupo de confianza. Iba a comer todos los días, al salir del colegio, a casa de mi abuela. Ella me trata muy bien. Al mediodía, cuando vamos todos los primos a comer a su casa, siempre crea un entorno de diversión y cariño. Es increíble la energía que aportan esos ratos antes de volver al colegio por la tarde. Como ya dije, me considero muy afortunada, pues tuve una infancia muy bonita. Sin embargo, siempre fui consciente de que no todos los niños del colegio, incluso no toda mi clase, se sentían igual.
Todos podemos recordar por un momento lo duro que era tener un problema en la niñez. De una tontería, hacíamos un mundo, pero es que en realidad, esa era nuestra única preocupación. Ahora, imaginemos esos niños que lidiaban no solo con el problema que tenían con su amigo en el patio del colegio, sino también que vivían en un entorno que le ponía barreras a la felicidad que supone encontrarse en la etapa de la infancia. Y es por ello que no estamos realmente concienciados de la inseguridad que pueden sentir algunos NNAs (Niños, Niñas y Adolescentes) en muchos de los espacios de los que participan; ya sea en casa, en el colegio, o en el propio barrio.
Por eso hay que hacer hincapié en la importancia de la LOPIVI (Ley Integral de Protección a la Infancia y a la Violencia), la cual define el entorno seguro como “aquel que respete los derechos de la infancia y promueva un ambiente protector físico, psicológico y social, incluido el entorno digital.” No obstante, no solo se valora esta protección infantil negando la violencia, sino también generando un entorno protector que lo prevenga, respetando siempre sus derechos fundamentales.
Es por ello que, en Cáritas Salamanca, sabemos que la animación en la comunidad es fundamental, y con esto promovemos estructuras que mejoran la calidad de vida de los NNAs, prestando especial atención a aquellas zonas más vulnerables, ofreciendo la ayuda pertinente a través de acciones en distintas parroquias de la Diócesis y nuestros centros comunitarios de San José, La Inmaculada, y el centro intercultural Baraka.
Porque un niño debe correr, saltar, jugar, reír, y disfrutar de una infancia que pueda recordar con una felicidad inmensa. Y para contribuir a ello, la Mesa de Infancia (plataforma de la que Cáritas es parte junto a otras asociaciones) ha organizado para el 20 de noviembre varias actividades con niños y adolescentes que conmemoran el Día Internacional de los derechos del Niño. En ellas, un acto de sensibilización sobre bullying y ciberbullying. Lo tenemos claro: con los derechos de los niños no se juega.
Clara Ravelo, estudiante de periodismo y voluntaria de Cáritas Salamanca.