Resulta difícil centrarse en cosas tan locales como las reseñadas aquí, a la vista de lo ocurrido en puntos del levante valenciano. Consecuencia de negar la realidad, que tarde o temprano estalla y puede hasta llevarse vidas por delante. De todas formas, ya se habla mucho del tema y tardará en agotarse. De la pandemia saldremos mejores decían, pero no encuentro indicios de eso años después. Temo pase lo mismo con esto, además de no ser por allí nuevas las riadas. Por cierto ¿qué se concluyó de las anteriores?.
Imagen del libro "Autobuses de piso bajo. Cost. 322", publicado por el Ministerio de Fomento en 1998. Iniciativa de Cooperación Europea de investigación. Obsérvese que la parada del vehículo se debe realizar en el carril de circulación.
Salvando muchísimo las distancias, la imagen inicial es una expresión (muy menor) de no ver la realidad aunque salga en la foto. Desde luego no pretendo concejales reconocidos expertos en las competencias de sus concejalías, aunque sí conocerlas un poco más que alguna alto cargo valenciana. Es habitual hacerse la foto cuando algo se pone en marcha, como una nueva tanda de pantallas informativas en paradas de autobús. En este caso en la puerta principal del nuevo hospital.
La parada real está más allá de la marquesina, volviendo un tanto ¿inútil? la nueva pantalla.
Se puede observar sonriente al concejal de turno delante de la pantalla por su lado útil, a continuación la reducida marquesina protectora frente a elementos atmosféricos (a pesar de ser todo proyecto y obra nueva parece faltar espacio en las aceras frente a la calzada), y más allá las líneas delimitando el lugar real de parada del autobús. Asiduamente invadido por vehículos particulares desde el minuto cero. Quizás esté equivocado, pero no parece la ubicación mas correcta para la utilidad real de la pantalla, justo al lado contrario de donde se debe usar este servicio público. No es el único caso.
Nueva estética más visible, y asiento sustituido. En alguna otra parada aprovechan para poner la línea amarilla del borde de la acera.
Aparte de eso, con la rapidez y eficacia peculiar de nuestros Populares gobernantes, van mejorando la accesibilidad de las paradas. Ahora las hacen más visibles, con división de opiniones respecto a la estética. Todo es opinable y mejorable, pero indudablemente se ven más que con los preexistentes puntos amarillos cuasi invisibles. Incluso en algunas aprovechan para reforzar la señalización táctil y de color en el suelo, aunque falta todavía demasiado por hacer. Les cuesta décadas mejorar.
A pesar de tener espacio, la pantalla está fuera de la marquesina, el nuevo "asiento" suprime otro.
También reforman marquesinas más “viejas” incorporando los asientos o apoyos isquiáticos, habituales por otras latitudes. Sin objeciones salvo un tonto detalle, lo hacen eliminando asientos. En paradas de poco uso quizás no se note, pero en otras donde es frecuente superar ampliamente su capacidad es muy posible que sí, donde hace tiempo planteo aumentar el tamaño de sus marquesinas. Sobre todo cuando hay espacio suficiente como en la Plaza del Empresario, avenida Mirat o la entrada norte del Hospital, a imagen y semejanza de algunas recientes paradas del Hospital.
Esperando al autobús una tarde-noche otoñal de tiempo apacible. ¿Y lloviendo?
Por último lamentar la falta de verdadero impulso de la movilidad sostenible, olvidando los carriles bus del Plan de Movilidad. O cambiar la preferencia de uso en la calzada y permitir parar al autobús urbano sobre el carril de circulación. Más cómodo y seguro para los cada vez más numerosos mayores, o personas con dificultades de movilidad. La instrucción de la Vía Pública de Madrid recomienda para nuestros vehículos de 12 metros otros tantos de acceso y más de salida del andén, sin olvidar que las directrices del servicio permiten detenerse dos vehículos a la vez. ¿Tardarán otras décadas en verlo?
Aunque no se ve bien, en el círculo rojo hay un autobús de la línea 9. Si entre dos vehículos de esta línea debe haber 12 minutos de frecuencia ¿por qué hay otro tan cerca?. Esto provoca pérdida de plazas y aglomeraciones innecesarias. ¿De verdad hay alguien regulando para evitar disfunciones?