ALBA DE TORMES
Actualizado 04/11/2024 10:29:46
Redacción

Eduardo Sánchez Fernández recuerda la figura de este poeta y periodista, natural de Pedrosillo de Alba

No quisiera que finalizara el año 2024 sin hacer una merecida referencia al centenario de la muerte de Andrés Alonso Polo, natural de Pedrosillo de Alba, personaje ilustre de la comarca albense, del cual poseemos argumentos suficientes para sentirnos orgullosos, particularmente sus paisanos pedrosillanos, aunque el paso del tiempo nos haya hecho olvidar la relevancia que tuvo en su momento histórico. Con gran acierto, un sobrino-nieto suyo, José Labajos Alonso, publicó en 2019 una magnífica edición de tres volúmenes sobre la vida y la obra de su antepasado: Biografía (tomo I), Obra literaria (tomo II) y Escritos periodísticos (tomo III), que nos han servido para conocer de manera exhaustiva la historia de un hijo de la Tierra de Alba, tal vez demasiado desconocido en su propia tierra salmantina.

Andrés Alonso Polo nació el 10 de abril de 1876, siendo el quinto de trece hermanos. A los diez años ingresó en el seminario de Salamanca, dirigido entonces por los jesuitas. A lo largo de sus años de estudios eclesiásticos, como becario, destacó siempre por su buena conducta y sus altas calificaciones académicas, ordenándose sacerdote el 20 de septiembre de 1903, siendo obispo de la diócesis salmantina don Tomás Cámara —Padre Cámara—, impulsor en 1898 de la construcción de la basílica de Santa Teresa en Alba de Tormes.

A partir de 1905 ejerció como profesor de Griego y Hebreo en la Facultad de Teología de Calatrava (Salamanca). En 1907 se licenció en Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca, obteniendo el Premio Extraordinario que le concedió un tribunal presidido por D. Miguel de Unamuno; un año después, obtuvo el Doctorado en Letras por la Universidad Central de Madrid. En 1909 consiguió autorización para trasladarse a México donde se le ofreció la cátedra de Lenguas Bíblicas y Orientales en la Universidad Católica de Puebla. Finalizado su permiso de cinco años en México, regresó a Salamanca el 4 de junio de 1914. Como la relación con el obispo y el cabildo era algo tensa, opositó con éxito a una canonjía que estaba vacante en la catedral de Toledo, en la que permanecería un año y medio. En 1916 decidió presentarse a la oposición convocada para una canonjía de la catedral de Santiago de Compostela, donde sería profesor de Lenguas Bíblicas.

Ya desde antes de marchar a México, Andrés Alonso Polo arrastraba problemas de salud que se agravaron con el paso del tiempo, hasta el punto de que terminarían con su vida en la ciudad gallega el 20 de septiembre de 1924. A su muerte, la mayor parte de la población manifestó su aprecio al afamado canónigo y su dolor por la pérdida de una persona tan valiosa, a excepción, según parece, de una buena parte del cabildo catedralicio. El diario vespertino El Compostelano publicó un artículo en el que se comparaba a Fray Luis de León con Andrés Alonso Polo, considerándoles dos almas gemelas: el primero había tenido que soportar la persecución de sus compañeros de claustro universitario y el segundo la de sus compañeros de cabildo catedralicio.

En defensa de España y la religión

A pesar de no poseer una formación específica de periodista, el canónigo Andrés Alonso Polo dedicó una buena parte de su labor ciudadana a escribir sobre la situación social y política de España en aquellos años turbulentos del primer cuarto del siglo XX. Como practicante de periodismo —solía firmar bajo el seudónimo de Apolo Serdán—, se atrevió a expresar su parecer sobre la mayoría de los temas que tuvieran alguna relevancia social. Para conocer su extensa labor periodística, basta con hojear el tomo III editado por José Labajos. En sus numerosos artículos, Andrés Alonso escribió en defensa de España y la religión católica, sobre los partidos políticos y los sindicatos, destacando siempre por su sinceridad y búsqueda de la verdad. Leyendo el resumen de ideas políticas que hace su sobrino-nieto en la Biografía de su antepasado, sacamos la impresión de que los problemas con los políticos en España, después de más de cien años, permanecen inalterados:

«Los partidos políticos y sus dirigentes, más que el bien de España, iban buscando, unos, el asentarse en el poder para distribuir momios a sus dirigentes y afiliados, y, otros, la consecución del poder, para después imponer una ideología. Lo primero lo buscaban todos; pero lo segundo, se encontraba más acentuado en los partidos y los políticos de izquierdas» (Tomo I, pág. 169).

También escribió sobre personajes destacados como Miguel de Unamuno, Menéndez Pelayo o Valle-Inclán, y sobre el sufragio de la mujer española, adelantándose en esto a su tiempo:

«Las derechas deben abrir a la mujer la puerta de todos los negociados y la escala de todas las dignidades. El mundo será lo que la mujer quiera que sea. Y la mujer española quiere que el mundo sea mucho mejor de lo que el hombre le ha hecho» (en El Ideal Gallego, 5 de octubre de 1919).

Poeta y periodista

Andrés Alonso Polo no sólo sobresalió como periodista, también fue un destacado poeta que publicó sus poemas en diversas revistas literarias, además de publicar en 1907 un poemario titulado Cantando y llorando, prologado por el poeta P. Jiménez Campaña. Gran admirador del poeta salmantino José María Gabriel y Galán, coetáneo suyo, trató de imitarlo en muchas de sus poesías, tanto en los contenidos como en las formas y la variedad de hablas, hasta tal punto que el prologuista del poemario se atreve a señalarlo como un digno sucesor de Gabriel y Galán, fallecido en 1905. Como muestra, leamos el comienzo de dos de sus poemas:

Ya está aquí la primavera

tranquila, suave y lozana,

floreciendo en la pradera,

sonriendo en la ribera,

rebullendo en la besana.

Ya está aquí para alegrar

en nuestro rudo confín

lo que es dulce en el hogar,

lo que es santo en el altar

lo que es bello en el jardín…

(“Primavera”, Tomo II, p. 311).

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¡Miá que te lo juro!

¡Miá que te lo digo!

que por estas cruses tú nunca me orvíes;

que por estas cruses yo nunca te orvío.

Lo sé que te mueres,

¡mal haiga er mi sino!

lo sé que me dejas solica en er mundo,

como están las argas en medio del río…

(“Celos gitanos”, Tomo II, pág.301).

Además, nuestro ilustre pedrosillano escribió acerca de la Guerra de Cuba un drama poético, en tres actos, fechado en julio de 1898 y titulado Ángel de expiación, que fue representado varias veces en su pueblo natal, Pedrosillo de Alba.

Por los hechos mencionados en estas breves líneas, creo que Andrés Alonso Polo reúne méritos suficientes para que sus paisanos, así como el resto de las gentes de la comarca de Alba de Tormes, no lo dejemos para siempre en el cajón del olvido y recordemos, de algún modo, el centenario de su muerte, como era el deseo, expresado por escrito, de su biógrafo José Labajos Alonso.

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