OPINIóN
Actualizado 25/10/2024 08:10:42
Ángel González Quesada

Sumergido, por caprichosas y probablemente inútiles necesidades artísticas, en los temblores anticulturales europeos de principios del XX -Tzara, Apollinaire-, el cuerpo a uno le pide confundirse con voces que, entre la negación y la risa (“…ponen huevos los aviones…”), o tal vez con la esperanza seca o fundada una nueva (qué no fundarían esos fundidores), crearon una forma de expresión que hoy quien esto firma quiere asumir desde sus propios ojos y su torpe pluma, para exponerla en un mundo, un país, una ciudad (“¡vivan los sepultureros de la combinación!”), con este poema dadá que quizás no sea sino solo (o sólo, vaya usted a saber) una queja mal dicha o una maldita queja:

EL MUNDO LA CIUDAD BALCÓN DE SIEMPREVIVAS

(poema DADÁ)

Vivo en un mundo ajustado limado abrillantado / Norte 40°58'7.75" Oeste 5°39'49.97" / digamos el país de una plaza cuadrada en que la gente / no se hace preguntas digiere / rumia repite aguarda y viceversa / las trifulcas a palos goyescos que sus señorías / majestades magníficas gualdrapa de papel moneda / los trajes y las cofias y los árboles de ganchillo / alcaldes concejales consejeros ujieres / a bien tienen ofrecer (nos) cada noche / en el prime time de la ventana a punto de cerrar pestañas / y cada mañana de diario laboral porque el domingo / la fiesta de guardar la efeméride el cero y a veces hasta el cinco se reservan / para la carrera de camisetas verdes la marcha / rosa o los mil los diez mil pasos el ramo de flores la corona de muerto / la donación oremus la limosna y un tararí lluvioso / domingos de domingo en los años impares / contra el aburrimiento el hastío y la pereza / de ser domingo efeméride o día santo santo santo / catedral rúa mayor olor a ropa puesta / de los santos y las vírgenes de los cristales limpios / y de los cumpleaños sucios. / / Mundo medio mundo vida medio vida / casi entera la baba del silencio o del ruido / que son la misma cosa en esa cosa que piensa que lo justo / es pensar en lo justo y que el espejo vuelva / a la nana que duerme al que vela el cadáver / que será molde exacto que será su testigo / la pálida declaración de su piel de cemento / y de su cementerio / y no pensar lo injusto / que es también / la misma cosa. / / Atrás quedaron enhiestas banderas de la rabia / Beethoven Unamuno las estatuas los parques / y una rana de piedra / y la razón entera la memoria / y los más claros adjetivos de los nombres / los verbos y el parque temático / de las interrogaciones. / / Atrás y como muertas o quizás casi vivas / las preguntas heridas de preguntas / las respuestas inundadas de preguntas casi dichas / y las admiraciones disfrazadas cómo no de silencio / velado por el cuerno en bronce de la desabundancia. / / Vivo entre piedras amarillas que amenazan al día / con la dorada tarde de disfraz y bonete / gurús ministros rectores presidentes mesas muros espacios / distancia que se tiñe nunca bien de soberbia / amenazado vivo / con seguir siendo ellas piedras y cómo no caminos que me advierten / que los fantasmas hueros que proyectan su sombra en sus dinteles / son el dios y mi boca la saliva y el llanto / el futuro mis ansias el latido impasible la certeza de nada la esperanza de menos / y cual siempre / la pregunta que dice que me dice conjuga / el silencio el gramático tiempo en siemprevivas / de la resignación.

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