OPINIóN
Actualizado 23/10/2024 07:58:43
Fermín González

"En ocasiones no le damos importancia a los comentarios que nos hieren, justificamos el proceder de la persona para cuidar la relación que tenemos con ella, y nos olvidamos que si esa relación tuviera la misma importancia para el otro, tendría el mismo cuidado hacia nosotros" (Ivón Guerrero)

Los comentarios hirientes nos sacuden todos los días, y casi siempre nos toman desprevenidos, o no te los esperas de la persona, amigos/@s, familia, hijos etc… hay momentos que los mismos parecen surgir de todas las partes (y uno se pregunta ¿vaya día o semanita que llevo?, y entonces uno empieza a preocuparse, y sentir si no será uno mismo, quien no comprende. El caso es: que en la calle a veces aparece lo peor de la gente, ahora que tenemos que hacer cola para todo, en el trato en muchos locales y centros, parece que las personas, por unas u otras causas, empiezan a ser descorteses.

Existen tantos estilos de crítica destructiva, que es imposible clasificarlos. Hay pullas comunes y cotidianas, y otras tan dolorosas que nos dejan confundidos y molestos. También hay comentarios increíblemente carentes de delicadeza, que sufren las personas educadas y correctas. Se supone que en la familia nos refugiamos del mundo; pero en realidad los parientes hacen comentarios que nunca saldrían de su boca fuera del ámbito familiar, con el pretexto de que: “Bien sabes que no te diría esto si no te quisiera”.

La clase de insulto que más llama la atención es la pulla disfrazada, a la que se da el nombre de “crítica constructiva” (y que es todo, menos eso). Es fácil reconocer las afrentas de esta índole por las frases que las acompañan, como: “Espero que no te molestes si soy franco” o “Te lo digo por tu propio bien”. Para colmo de males, se supone que debemos admirar al crítico por su sinceridad y agradecerle su interés mientras tratamos de recuperarnos del golpe bajo. Cuando nos defendemos de los insultos, es fácil quedarnos atrapados en un círculo vicioso de ataque y contraataque, La gente criticona tiene mucho resentimiento que descargar. Si ignora lo que realmente le molesta al crítico, pregúnteselo, pero tenga en cuenta, que no todos los ataques pueden ir dirigidos a usted, deténgase un momento, (cuente hasta diez) para descubrir de que va la cosa.

No es fácil hacer frente a los insultos. Una manera de lograrlo consiste en ser directo. Desarme el comentario negativo con replicas como esta. ¿Tienes alguna razón por la que quieras herirme, eres consciente de cómo interpretar este comentario? ¿Qué quisiste decir con eso, quiero estar seguro de que entendí lo que dijiste? Es el parapeto en que uno se refugia, cuando alguien trata de zaherirte… esto, o mostrar indiferencia y aburrimiento. Nunca podremos evitar, por innumerables razones, ser el blanco de comentarios hirientes. Trate de aceptar ciertas agresiones verbales como desahogo normal de la frustración con que todos nos topamos. La mayoría procuramos no insultar a los demás, pero a veces fallamos. Por ello defiéndase cuando le parezca conveniente hacerlo, pero considere también la solución del 10%. El diez por ciento de las veces, lo que usted y yo, acabamos de comprar resulta estar más barato en otra parte. El diez por ciento de lo que preste le será devuelto en distinto estado.

El diez por ciento de las veces, incluso a su mejor amigo lo lastime de palabra y lo lamente después. Dicho de otro modo, endurézcase contra el insulto. Suele ser más fácil suponer que la gente obra de la mejor manera que puede, y que muchas personas no son conscientes de las consecuencias de su proceder. Cuenta mucho más estar a la defensiva, pretender tener siempre la razón y salirse con la suya. Intente perdonar, y obtendrá a cambio mucho más del diez por ciento.

El mundo está lleno de personas que fincan su valía en rebajar a los demás. Tienen sus bolsas y sus bolsillos repletos de agravios, y los reparten a diestra y siniestra. Niéguese a aceptar los insultos de esos resentidos, aunque se los lancen disfrazados de cariño. Al mostrarse indiferente ante ellos, mitigará la tensión y fortalecerá sus buenas relaciones y su alegría de vivir… ¡¡¡O eso me parece a mí… amigo…!!!.

Fermín González, salamancartvaldia.es, blog taurinerías

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