Fue diagnosticada con este tumor en abril del pasado 2023. Quimioterapia, radioterapia y operaciones para hacerle frente a esta cruel enfermedad. Nos cuenta su historia para ayudar a otras mujeres en su situación
La vida de esta salmantina, Pilar Martín, se paró en abril de 2023. Un bulto, consultas médicas, pruebas y un diagnóstico devastador: tenía cáncer de mama. Dos hijos pequeños, un marido y 32 años. Estaba en la flor de la vida cuando su mundo se paralizó.
“Estaba dándole el pecho a mi hijo pequeño, llevaba varios meses haciéndolo y noté algo raro. Al principio pensamos que era una mastitis porque seis meses antes había tenido una en el otro pecho”, comienza recordando el principio de su enfermedad.
Visita a la matrona porque comenzó a tener dolor, el pecho se puso rojo y sentía molestia al darle el pecho al pequeño. “En un primer momento me dijo que todo indicaba que era una mastitis, que esperase unos días y si seguía igual volviese”. Entonces el dolor y la inflamación desaparecieron, pero la “bola” seguía ahí.
Nueva visita a la matrona y el comienzo de pruebas. “Me derivaron a patología mamaria, pero me dijeron que era muy raro que tuviese algo malo, primero porque le daba el pecho al niño y además que por mi edad al ser tan joven descartaban cualquier cosa mala”, recuerda.
Tras casi cuatro meses de espera recuerda que “la patóloga apenas se levantó para mirarme. Me dijo que era joven y que lo más seguro es que fuese un quiste de leche, que fuese pensando en dejar de darle el pecho al niño”. No obstante, le solicitó una ecografía para descartar. Con esta prueba le vieron un nódulo y a los tres días llegó la biopsia, de nuevo, “para descartar”, aunque “continuaban asegurando que seguramente no era nada”, recuerda Pilar.
El día de la biopsia le dijeron que en 15 días tendría otra cita, pero esos quince días no llegaron. “A la semana me llamaron por teléfono y me dijeron que fuera, que me tenían que decir algo que no podía ser por teléfono”. En ese momento ella ya se imaginó lo que vendría. Y así fue: tenía cáncer de mama.
En la consulta le dieron la dura noticia. Un cáncer de mamá triple negativo en estadio 3 que tenían que empezar a tratar cuanto antes. Primero empezó con quimioterapia para reducir el tumor, ya que había crecido hasta 5 centímetros. Un total de 16 sesiones quimioterapias y 9 inmunoterapias antes de la operación. Tras la intervención, recibió 15 sesiones de radioterapia.
“La noticia fue devastadora”, recuerda emocionada. Con dos hijos pequeños lo primero que pensó fue “me voy a morir y los voy a dejar solos”. Tras el primero y más importante pensamiento llegaron los demás: miedo a perder el pelo, a perder el pecho… Aunque la entendían “mi marido me dijo que lo más importante es que me recuperase, y tenía razón”.
Y duro también fue el darles la noticia a sus hijos y al resto de su familia. “Lo más duro fue contárselo a mi hijo de 9 años. El pequeño que tenía 2 al final no se entera de las cosas, pero un niño de 9 años… Me preocupaba su reacción, elegir las palabras adecuadas, cómo decirle que su madre se iba a quedar calva, sin pelo”. Y por su puesto a sus padres. “Mi madre rompió a llorar nada más se lo dije y fui yo la primera que les dije a todos que no quería verlos llorar a ninguno, por favor”, explica.
Todo el proceso ha sido “muy duro”, afirma. “Yo no era capaz de verme sin pelo, siempre lo he tenido muy largo, por los riñones. Eso para mí era muy duro, pero llegó un momento en el que iba perdiendo el pelo por todos lados hasta que al final mi marido me rapó”. Poco a poco se ha ido haciendo a verse con sus gorras, sus pañuelos, en ocasiones pelucas.
En la actualidad tiene revisiones, pero no tiene activo ningún tratamiento. Estas siendo momentos duros. “La verdad es que me encuentro fatal, me duele todo, tengo dolores musculares y articulares y me han quedado calambres en el cuerpo, cosas muy extrañas, y mucho cansancio, pero mi oncólogo dice que es dentro de lo normal porque al final hay muchos efectos secundarios".
Valiente y luchadora, no se ha rendido y no lo va hacer. Para afrontar este duro golpe lo más importante y lo que le ha dado el impulso para seguir han sido y siguen siendo sus hijos. “Tengo que mirar para adelante por ellos. Es lo que más me ha levantado porque no me gustaría dejar a mis hijos tan pequeños solos”. Una madre coraje que lucha por sus hijos y también por su marido, sus padres, su hermana y toda su familia y amigos. Pero también y en especial por ella misma.
Pidiendo un deseo espera recuperarse y que no vuelva a pasarle. “El miedo a una recaída siempre está ahí y el cáncer es una enfermedad física y psicológicamente devastadora. Hay que mirar positivo y pensar que me puedo curar de esto y servir mi vida, intentar hacer una vida dentro de lo que cabe, que va a ser totalmente diferente a la anterior, pero intentar llevar una vida aproximadamente lo más normal”.
A sus compañeras de batalla, tantas como ella que le hacen frente a esta cruel enfermedad les manda ánimos. “Tenemos que poder con ello y ser lo más positivas posibles. Dicen que para afrontar esta enfermedad hay que intentar ser positivas y yo estoy en el camino”, concluye.