"¿Qué ejemplo estamos dando a niños o niñas? El futbol no es para insultar, agredir, menospreciar...", afirma el periodista Chema Diez
Cuando a alguien le preguntan qué es el fútbol, la respuesta debería ser bien clara y contundente: deporte, pasión, alegría y tristeza, orgullo, emoción… y para muchos su vida.
Creo que una inmensa mayoría coincidimos en amar al fútbol como lo que es y despreciar todo aquello que le rodea, en muchas ocasiones muy desagradable. Ir a un campo de fútbol, en ocasiones, se ha convertido en un mal ejemplo para todos esos niños o niñas que un día sueñan con hacer algo grande o que se divierten en cada entrenamiento y partido con sus compañeros, que ya se han convertido en amigos.
Lo vivido este domingo 13 de octubre en el Reina Sofía de Salamanca es solo un ejemplo más, por desgracia, de lo que ocurre, en un deporte que mueve masas y que, por tanto, da cabida a ciertos personajes que deberían estar fuera de él para siempre.
Es inconcebible que un colegiado se vea obligado a reflejar en el acta lo siguiente: “Tras finalizar la primera parte del encuentro, mientras los jugadores de ambos equipos abandonaban el terreno de juego y se dirigían al vestuario, un espectador que se encontraba en la grada junto al acceso a los vestuarios, propinó un manotazo en la cabeza al jugador número 5 del equipo visitante (CD Lugo) sin causar daño físico y sin necesitar asistencia médica. El Cuerpo Nacional de Policía, que presenció tales hechos, identifica a la persona y la expulsa de las instalaciones”.
Leer esto, resulta absolutamente vergonzoso y espero y deseo que Unionistas tome cartas en el asunto (ya anuncio en rrss su máxima colaboración y denuncia de estos hechos) y el autor de los hechos no vuelva a pisar un campo de fútbol en un tiempo lo suficientemente largo para que se le quiten las ganas de hacer el ridículo de esta manera, sino una expulsión definitiva.
Igual ocurrió cuando Mendoza, jugador del Lugo, abandonó el terreno de juego; ‘Panchito de mierda, te voy a matar; panchito de mierda, te voy a dar una paliza; panchito, panchito de los cojones, panchito me cago en tus muertos’.
Sí, tal cual… y no es algo inventado o manipulado; es algo que presencié en el campo con mis propios ojos y oídos, sin que los acompañantes de esa persona, de unos 25 años, le dijeran absolutamente nada al respecto. El hecho es denunciable por sí solo, pero de haber sido grabado o escuchado por las autoridades, esa persona debería haber sido expulsada del campo con la directriz de no volver a pisar un campo de fútbol nunca.
¿Qué ejemplo estamos dando a niños o niñas que van a ver jugar a su equipo escuchando éste y otro tipo de comentarios? Una pena que el partido de Unionistas haya quedado en un segundo plano por cosas como éstas, un empate que sabe a muy poco porque el equipo mereció los tres puntos y solo su escasa fortuna de cara al gol y un regalo en forma de penalti le privaron de lo que hubiese sido justo.
Volvió a marcar Charly, pero se marchó lesionado en su tobillo tras una desmesurada entrada de un rival que ni fue castigada con falta; un Carlos de la Nava que volvió para ser importante, para hacerse aún más grande y para demostrar que no se le ha olvidado marcar goles, ya lleva tres este año.
Por favor, no olviden que el fútbol es para disfrutar, para reír, para llorar, para sentir y para apoyar a tu equipo, ése que hace despertar las ganas porque pasen los días y llegar al domingo con el orgullo de decir que vas a ver jugar a tu equipo.
El futbol no es para insultar, agredir, menospreciar, descargar la ira de quien no tiene claro cuáles son las prioridades en su vida o, en su defecto, descargar su frustración contra otro; menos todavía faltando al respeto y llenando de odio y racismo a un club como Unionistas, que ha demostrado desde el principio ser diferente a todo eso y aborrecer ese tipo de prácticas que nada tienen que ver con lo que significa este deporte.
Pero, tampoco se engañen, ni le echen todo la culpa a este deporte, sería demasiado injusto; esto solo es un reflejo de la sociedad en la que vivimos; en ocasiones llena de odio, ruido y crispación, que no hace otra cosa que despreciar al otro por su color de piel, de pelo, por su aspecto físico, por su altura o por su manera de vestir.
Todos ellos sobran en el fútbol, sobran en Unionistas y sobran en la sociedad; pero tenemos que hacérnoslo mirar… todos.
Chema Díez