“El equipo de gobierno del Ayuntamiento de Orihuela, formado por el PP y Vox, rechazó la propuesta de anular los sumarios franquistas que condenaron a Miguel Hernández.” (De la prensa)
En Orihuela hoy, la antigua reacción fascista, la sevicia moral que hereda el crimen y el puñal y el oficio oscuro de la muerte y la sangre, han pronunciado juntos el más indigno ‘no’ que recordamos, negándole la luz al mejor hijo, rechazando reconocer a Miguel Hernández como víctima y reo del franquismo y sus ecos. Obsequiarles con voz a los secuaces de la tiniebla tal vez fuera su inútil coartada para tanta vileza. Por eso no diré de sus miserias ni letra que no merecen. Solo transcribo este poema que escribí hace mil años para ti, Miguel Hernández:
“ODA A MIGUEL HERNÁNDEZ
No he de callar. Te tengo aquí presente / en la paz sin cuartel de algún soneto / que jura que el latido de la vida / es amor hacia el otro sin banderas / / que la tristeza / no ha hecho más que empezar: / que estamos lejos / bajo el fuego cruzado de la niebla / y esperamos de ti bálsamo a mares / argumentos del sueño, dentelladas / para poder vivir / / no he de callar, Miguel: / decirte que rebosas / que la suma vital de tu hombre acecha / que es verdad que en los tuétanos del mundo / reina además del tiempo, la palabra / / que hay algo más que ver: / tu candor en el alba que nos llama / la palidez del sol y tu conjuro / ese almario repleto de lealtades / / vienes del norte espeso del olvido, / regresas a un espacio / donde caballo y piedra se enternecen / en el prodigio inmenso de tu verso / más allá de las alas de la muerte / / gritando libertad cuando respiras / en esta España escombro, madre, sangre, / esta España de lágrima y acecho / que deslumbra tu voz, la madre paria / / que es un reloj de sombra un toro muerto / a ras de mártir siempre, a ras de llama / ahogada siempre en dioses y salvada / por tu palabra siempre por tu grito / / Sueña, Miguel Hernández, templos, sueña mares, / sigue dorando octubre con tus cetros, / con tu disparo escribe, con tu pluma / sigue guerreando en mí. / / Hijo del hombre / sigue amando a trasluz: / enreda el hilo / de la voz en el nombre y el silencio / precipitando sueños en mis sueños / llanto en mi llanto / tierra en mi destierro: / y no apagues la luz: el cielo duele / cual garra de animal que nos convoca / en su pálido rastro de esperanza / hacia una mar amarga como un libro: / / no te rindas jamás, tal vez Dios vale / para la madrugada de palabras / donde el mendigo aboga por la muerte / y el papel por tu voz: / / aunque no estés para sonrisas / para nadie / no tengas donde echar el agua de los ojos / y te abras como una red al aire / con pasión azotando a tantos / hijos de puntos suspensivos... / / aunque estés muerto a golpes, / vivo a ratos, / no desprecies el sol que poco a poco / inunda en ti la voz de los que sufren / y sube el agua lenta a sus gargantas / para ser como tú / / te borraría esa tierra de sombra en que duramos / pero preciso tu hombro en la vigilia: / no ceses: / todavía / está presa de pánico / la libertad.”
Del libro Pronombres, de Ángel González Quesada.