Como no se sabe exactamente donde vivió, la Stolperstein ha sido situada en mitad de la calzada de la vía
La calle Barrio Viejo de El Bodón cuenta desde última hora de la mañana del sábado con una Stolperstein (en castellano, piedra del tropiezo) encajada en mitad de la calzada, en recuerdo del antiguo vecino de la localidad Cipriano Duque Gómez, quién fue deportado a los campos de concentración nazis tras ser detenido mientras luchaba en tierras francesas contra el ejército alemán.
El recuerdo de El Bodón a Cipriano Duque Gómez ha sido iniciativa de la Asociación Salamanca Memoria y Justicia, quién está rindiendo homenaje a los 36 salmantinos de los que se tiene constancia que pasaron por los campos de concentración nazis (según señaló Hilario Hernández, integrante de la Asociación, habría aparecido información de una 37ª persona, una mujer de Casillas de Flores).
A todas esas personas se les está homenajeando con la colocación de las Stolperstein que se están desplegando por todo el mundo (a raíz de la iniciativa de una asociación alemana), con los datos principales de cada deportado. En toda Europa, ya se han situado unas 100.000 en más de 50 países, de las cuales 17 pertenecen a la provincia de Salamanca (donde es posible que la cuenta final sea superior a 36, ya que se han situado 2 adicionales en el Instituto Fray Luis de León de Salamanca capital, donde estudiaron dos deportados).
Habitualmente, estas piedras se colocan justo a las puertas del lugar donde vivió el deportado, pero en el caso de Cipriano Duque Gómez se ha situado en mitad de la calzada ya que, según explicó el alcalde de El Bodón, Juan José Oreja, hay una discrepancia en los archivos sobre el número de la vivienda de la calle Barrio Viejo dónde residió la familia. Más allá del lugar, con esta piedra “queda testimonio de que nació en El Bodón”, apuntando que “para mí es un orgullo que un señor de este pueblo estuviese luchando por la libertad”, en este caso con el ejército francés en la 2ª Guerra Mundial.
Julio Fernández, presidente de la Asociación Salamanca Memoria y Justicia, explicó a los presentes (entre ellos el diputado provincial Carlos Fernández Chanca), que la mayoría de los salmantinos que acabaron en campos de concentración fueron detenidos tras haberse exiliado fuera de España, pero que el caso de Cipriano Duque es diferente, ya que emigró con su familia a Francia cuando era un niño (él nació en 1912).
Como mantuvo la nacionalidad española, regresó a España a cumplir el servicio militar. Cuando se casó en Francia años después, adquirió la nacionalidad francesa, y a las puertas de la 2ª Guerra Mundial, fue movilizado. Tras cumplir su servicio, regresó a casa, pero se enroló en la Resistencia contra la ocupación alemana, momento en el que fue apresado “fruto de la lucha por la libertad”.
En primer lugar fue llevado a un campo de concentración en Francia, y pocos días después, ante el avance de las tropas aliadas, al campo alemán de Dachau, donde fue transferido al subcampo de Allach. En torno a los campos, Hilario Hernández hizo hincapié en que eran desconocidos para la comunidad internacional, y que eran una “maquinaria económica al servicio de las SS” (presumiblemente Cipriano Duque trabajó fabricando motores de aviones para BMW).
Como señaló Hilario Hernández, Cipriano Duque tuvo ‘la suerte’ de que apenas pasó 8 meses en los campos de concentración (fue liberado al concluir la 2ª Guerra Mundial), con lo que pudo sobrevivir en el mismo (no fue el caso de 19 de los 36 salmantinos que pasaron por los mismos), teniéndose constancia de que falleció en 1998. Ahora, es evocado por su localidad natal con “este humilde homenaje para recordar que no podemos volver a tropezar en la misma piedra del fascismo y el nazismo”, según Hilario Hernández.