Un año más, “Bajo el lema ‘Espacios públicos compartidos’, se mantiene la finalidad de sensibilizar a la población sobre las consecuencias negativas que tienen el uso irracional del coche en la ciudad, tanto para la salud pública como para el medio ambiente,” expone la nota municipal presentando la tradicional Semana de la Movilidad, “Para dar ejemplo, el Ayuntamiento de Salamanca continúa implementando medidas que contribuyan a una ciudad limpia y respetuosa con el medio ambiente, a la vanguardia de la lucha contra el cambio climático.” Salvo paseos ciclistas, no hay ninguna actividad en espacios públicos.
Según la entidad convocante, la Comisión Europea, “Los usuarios vulnerables de la vía pública representan el 70 % de las muertes por accidente de tráfico en zonas urbanas, por lo que resulta fundamental dar prioridad a este grupo cuando se asigna espacio público. Para alentar los desplazamientos a pie o en bicicleta se precisan más infraestructuras específicas y de calidad y normas de tráfico que otorguen prioridad a peatones y ciclistas.”
Añade “Las autoridades públicas disponen de herramientas para introducir cambios en las políticas e infraestructuras que acompañen la transición permanente hacia la movilidad sostenible. En última instancia, son nuestras decisiones las que configuran las ciudades que habitamos.” Atendiendo a esto, es indudable el avance en Salamanca en los últimos años. Pero faltan todavía decisiones decisivas en demasiadas zonas de la ciudad a la hora de cambiar drásticamente el uso en la mayoría de las calles.
Incluso se entorpecen los avances iniciados en los años 80 con la Rúa Mayor. Hemos retrocedido al sustituir las señales de Zona Peatonal por las nuevas de Zona de Bajas Emisiones, a pesar de no significar lo mismo. Hay manga ancha circulatoria de vehículos motorizados por importantes calles peatonales. Y cada vez es más creciente otro problema, que ha explotado tras la Pandemia, la ocupación de zonas públicas peatonales por actividades privadas mercantiles o terrazas hosteleras. Unidas a esa generosidad para con los vehículos, se pueden vivir con cierta asiduidad situaciones preocupantes.
Fuera de las zonas destinadas a la prioridad peatonal, y en plena crisis climática, el vehículo motorizado ocupa cerca del 70% del espacio público y sigue en el centro de las políticas. El lema precisamente manifiesta ese injusto reparto, siendo la inmensa mayoría de desplazamientos caminando, o combinando movilidad activa y transporte público. A ello cada vez más se unen terrazas y ocupaciones puntuales. Si añadimos demasiados lugares con escasa vegetación arbórea, hay épocas del año donde es difícil disfrutar de la vía pública. Y la sombra municipal gratis no parece ser del agrado de todos.
Está muy bien esa intención de la nota municipal de “Por ello, una vez más destacan las actividades educativas y pedagógicas para contribuir a una ciudad aún más saludable y con una mayor calidad de vida para sus habitantes.”. Pero siguen faltando medidas radicales que reduzcan el uso innecesario de vehículos privados por demasiadas calles y plazas de nuestra ciudad. Por supuesto dedicando al disfrute peatonal de una vez el interior del desaparecido recinto amurallado, pero incorporando además a los barrios.
De paso reconvertir la Gran Vía en espacio ajustado al transporte público colectivo, crear carriles bus o establecer su prioridad en la calzada cuando deja-recoge usuarios. O implantar un transporte metropolitano de verdad. También racionalizar y promover la optimización ambiental de la trascendental distribución urbana de mercancías. E imponer sensatez en otros usos crecientes, privados y mercantiles, del espacio público. Así toda la ciudadanía podría compartirlo mejor, sin excepciones físicas o económicas.
Hay "ocupaciones" muy absurdas. El Ayuntamiento y Salamanca de Transportes desconocen la utilidad de Internet para evitar pérdidas de tiempo tan innecesarias.