Hace un par de semanas comenté los resultados de una encuesta de 40dB titulado “Desorden democrático” en España y que algunos de los resultados me habían generado inquietud y preocupación, sobre todo las respuestas obtenidas a la pregunta que decía En lo que respecta a la democracia, ¿con qué opción te identificas más?. De ellas se deducía que 1 de cada 4 jóvenes entre 18 y 26 años o preferirían un régimen autoritario o no sabían o el asunto les era indiferente. Pero como no se señalaban los motivos de tales elecciones yo me preguntaba qué tipo de personas serían aquellas a las que no les importaría vivir en una sociedad con un régimen autoritario frente a uno democrático. ¿Serían de esas que repiten como papagayos eso de con Franco esto no pasaba?
Descartadas las personas menores de 18 y mayores de 26 años según los datos de la Comunidad Económica Europea en 2023 había en España 7.640.000 entre los 18 y 26 años. Si nos quedamos con 1 de cada 4 estamos hablando de que 1.910.000 jóvenes preferirían o aceptarían una sociedad regida por un sistema autoritario.
Una primera cuestión importante se debe tener en cuenta es el hecho de que ninguno de ellos vivió el régimen anterior ya que el dictador murió a finales de 1975, las primeras elecciones democráticas se celebraron en 1977 y la Constitución se aprobó en 1979, es decir, han pasado 45 años. La ignorancia es muy atrevida y si estos jóvenes son de los piensan que con Franco esto no pasaba (no tengo claro que incluyen en ‘esto’) alguien debería informales de las cosas que con Franco SÍ pasaban.
Con Franco, las personas con sida, diabetes, cáncer o cualquier otra enfermedad crónica o problema grave de salud no eran atendidos por la Seguridad Social. Con Franco los niños, niñas y jóvenes sólo podían optar a una enseñanza de calidad si disponían de recursos para pagar. Esto sí pasaba.
Con Franco, los homosexuales, las lesbianas y los transexuales, no eran aceptados socialmente y se les consideraba delincuentes pudiendo ser arrestado según el artículo 6 número 2 de la Ley de Vagos y Maleantes aprobada en 1933 y endurecida en el 1954 decía: … se les aplicarán, para que las cumplan todas sucesivamente, las medidas siguientes: a) Internado en un establecimiento de trabajo o Colonia Agrícola. Los homosexuales sometidos a esta medida de seguridad deberán ser internados en Instituciones especiales y, en todo caso, con absoluta separación de los demás. b) Prohibición de residir en determinado lugar o territorio y obligación de declarar su domicilio. c) Sumisión a la vigilancia de los Delegados.»[1] Esto sí pasaba.
Con Franco, también según esta misma Ley, eran considerados actos peligros y delictivos la libertad de expresión, las actividades de propaganda, las reuniones no autorizadas, las huelgas, las manifestaciones y cualquier actividad que pudieran poner en peligro la paz social o la tranquilidad pública. Esto sí pasaba.
Con Franco, las mujeres no podían presentar denuncias por acoso, agresión o malos tratos ya que su ocupación se reducía exclusivamente obedecer a su marido y cuidar de sus hijos. Tampoco podían firmar documentos sin la autorización de sus esposos o solicitar el divorcio. El aborto no estaba autorizado en ningún caso por considerarse un asesinado y un pecado mortal que atentaba contra la Ley de Dios de la cual el dictador era representante y defensor en la Tierra. Esto sí pasaba.
La vigilancia para que los súbditos del régimen, que no ciudadanos, cumplieran las leyes estaba en manos la policía política y las jurisdicciones especiales. Eran frecuentes los juicios sumarísimos con la ausencia de asistencia letrada y la represión a los disidentes políticos era extremadamente dura. El servicio militar era obligatorio. El divorcio, las parejas de hecho, los matrimonios del mismo sexo; estaban prohibidos. No existía libertad de prensa ni libertad sindical o negociación colectiva. Y por supuesto la única memoria histórica que se aceptaba era la que exaltaba las victorias de los ejércitos del Dictador. Esto sí pasaba
Todas estas eran cosas con Franco que sí pasaban. La Ley de Ley de Vagos y Maleantes no fue derogada hasta 1970 y la de Peligrosidad y Rehabilitación social que la sustituyó siguió incluyendo como delitos la homosexualidad, la mendicidad y la inmigración ilegal y estuvo en vigor durante la transición ya que no fue derogada por completo hasta noviembre de 1995 ¡Hace menos de 30 años!
En resumen, no acierto a comprender a que se refiere en ‘esto’ los que afirman ‘con Franco esto no pasaba’, de lo que estoy seguro es de que no pueden ser peores cosas de las que sí pasaban. Y es que como decía el escritor y dramaturgo Enrique Jardiel Poncela Una dictadura es un sistema de gobierno en el que lo que no está prohibido es obligatorio.
Algo estamos haciendo mal para que muchos jóvenes prefieran un régimen autoritario y mucho me temo que si no somos capaces de cambiar el rumbo tal vez lleguen a hacerse realidad las palabras del Presidente de la Universidad de Chicago, Robert Hutchins: La muerte de la democracia no será debido a un asesinato repentino. Será una extinción lenta mediante apatía, indiferencia y desnutrición. ¿Apatía, indiferencia y desnutrición, de quién o mejor de quiénes?
[1] Texto de las Ley de Vagos y maleantes de 15 de julio de 1954 https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE//1954/198/A04862-04862.pdf