El pastor adapta sus creencias religiosas a las necesidades de su medio ganadero. Tiene su propio devocionario pastoril, en el que están presentes nombres de santos vinculados a las fechas ritualizadas del calendario trashumante: San Juan, San Miguel, etc. Tampoco faltan advocaciones protectoras del ganado (San Antón, San Antonio de Padua), cristos y vírgenes famosos (Nuestra Señora de Guadalupe) o que ejercen patronazgo en lugares de donde son oriundos los pastores.
En su devocionario ocupan un lugar muy especial aquellas advocaciones que se relacionan con sus preocupaciones más hondas. Así, para protegerse del mal de la rabia canina, los pastores castellanos, leoneses y extremeños han recurrido a una devoción mariana, Nuestra Señora de Valdejimena, “abogada contra la rabia”, que tiene su santuario en tierras salmantinas, en el término de Horcajo Medianero.
Imagen. Santiago Bayón Vera