El 31 de agosto se proyectará un reportaje fotográfico que cerrará la programación con una mirada retrospectiva a Monleras y el entorno del Bajo Tormes en los años 60-90
La compañía burgalesa Morfeo con su espectáculo de teatro clásico La escuela de los vicios puso el broche de oro el pasado sábado al cartel del XXIX Festival de Teatro y Artes Escénicas de Monleras. Aunque aún queda pendiente la proyección de un reportaje fotográfico que cerrará la programación el próximo 31 de agosto con una mirada retrospectiva a Monleras y el entorno del Bajo Tormes en los años 60-90, es momento de hacer balance de un acontecimiento cultural de primer nivel que a lo largo de casi treinta años ha alcanzado una importante proyección en la comarca, en la provincia y en la comunidad de Castilla y León.
La programación del Festival ha incluido un total de doce espectáculos de compañías profesionales de teatro, música y danza, distribuidos desde el 6 de julio hasta el 31 de agosto, buscando siempre la calidad artística a través de una diversidad de propuestas y estilos que procuran conectar con los distintos públicos.
Entre las compañías de teatro invitadas, cabe mencionar a Fabularia Teatro (León), con “El Principito”, espectáculo de exquisita sensibilidad dirigido al público infantil y familiar; a MejorConArte (Zamora) con su producción La España vacilada que colmó las expectativas de la sección del espacio joven; a Bambalúa (Burgos) con su Frankristina en el apartado de teatro de calle; a Induoteatro (Málaga) en la sección de escena contemporánea, con su provocador espectáculo El perro, y a Morfeo (Burgos), una compañía especializada en acercar los clásicos del Siglo de Oro desde una mirada contemporánea, con su brillante trabajo La escuela de los vicios, que ha girado por más de catorce festivales internacionales. También estuvo a la altura el grupo local Garrufayo Chico, merecedor de figurar en el programa por la dignidad de su más reciente trabajo, La dama del alba, adaptación de la obra de A. Casona, que se representó en dos pases, uno para público adulto y otro para público joven, este último seguido de fórum.
En lo que respecta a los espectáculos musicales, dos grandes conciertos llenaron el Anfiteatro al aire libre, uno de música folk, con la agrupación salmantina Folk on Crest dentro de su gira Enmarañando, y otro de rythm and blues y rock and roll con tintes latinos, a cargo de la banda segoviana La familia Monster, ambos excelentes en sus respectivos estilos. Como contrapunto, el concierto de música renacentista del dúo Laudopatía (El Escorial) congregó a los amantes de la música clásica en el espacio más íntimo de La Panera.
Por último, la cultura tradicional abrió el Festival con Aradora bonita, un bello espectáculo de canto y danza de la Agrupación Etnográfica Bajo Duero (Zamora), voló alto en Historias del filandar de la mano de José Luis Gutiérrez “Guti” y estará muy presente en la sección de memoria documental que clausura la muestra.
Una de las características que más llaman la atención y que valoran sobremanera las compañías invitadas es la participación, respeto y sensibilidad del público. Quizás sea este el fruto maduro de años y años de trabajo continuado en procesos de cultura y educación popular y en campañas de captación y formación de nuevos públicos; años y años de ir haciendo escuela de espectadores que predispone al disfrute de las artes escénicas, de ir generando en torno a la cultura redes que aglutinan a un público fiel en el Noroeste salmantino que espera con avidez la celebración del Festival, acude entusiasta a los espectáculos, aporta sus impresiones y se siente partícipe de un evento que trasciende lo local.