Con las emociones a flor de piel caminan nuestros jóvenes de exclusión social. El término resiliencia indica la posibilidad de transformar los traumas en fortalezas.
En mi experiencia no me parece algo demasiado real en nuestras niñas y niños de protección a la infancia. Los educadores procuramos empoderar y realizar todas las terapias, actividades y estrategias a nuestro alcance para aumentar su autoestima.
La estadística reza que niños no cuidados adecuadamente de niños, no queridos adecuadamente, tienen más inseguridades. Más miedo al abandono.
Considero que muchos casos de violencia de género tienen una base cultural machista y otra de dependencia emocional.
Para combatir estas lacras intentamos buscar los talentos de cada joven. Reforzamos habilidades y ocio saludable. Crear vicios sanos, dar responsabilidades desde pequeños, decirle muchas veces lo que hacen bien y buscar con ellos el cambio en lo que hacen mal con mucha paciencia y respetando sus tiempos.
En una sociedad bastante individualista en la que cada uno parece ir a lo suyo los dependientes emocionales se quedan solos. Parece un signo de debilidad que no se puede esconder y que los más autónomos pueden llegar a explotar.
Conductas inexplicables pueden surgir buscando el amor. Se pueden razonar las conductas . Pero las emociones están al margen de la razón.
No se puede justificar ninguna violencia en nombre de la dependencia emocional. Pero sí se puede prevenir. Para evitar desgracias hay que educar, comprender y prevenir. El castigo es a posteriori, la cárcel está después de la muerte de la víctima y el suicidio antes de la cárcel del verdugo. Lo que cuenta es salvar vidas.
Víctimas y verdugos con más autonomía emocional disminuyen riesgos e inseguridades.
Los celos son consecuencia de la inseguridad y de parámetros culturales de posesión tanto en hombres como en mujeres.
Tenemos que tener mucha seguridad en nosotros mismos para no caer en estas emociones negativas. Para poder prescindir de parejas tóxicas hay que valorarse a uno mismo y tener apoyo en los círculos cercanos. Las soluciones políticas y judiciales desde luego no están dando los resultados deseados.
Hay una evolución del individuo para aprender a estar sólo y ser feliz. Pero es de agradecer un grupo acogedor, una familia que te apoye en tus debilidades.