Está claro que tiene muchas deficiencias. Se demuestra la falta de protección a la infancia en muchos barrios periféricos, y también con los menores no acompañados que llegan a España. Pero dentro de esas deficiencias está mucho mejor que el de Marruecos por ejemplo.
Los niños a los que estamos apoyando en Marruecos y que les hicimos una casa en 2019 siguen a cargo de una madre con problemas mentales, que les maltrata y no les puede conseguir el sustento. Llevamos manteniéndolos desde entonces, queremos seguir acompañándolos y pagarles los estudios, queremos garantizarle los derechos de nuestros hijos. No encontramos autoridades competentes que se responsabilicen de la supervisión de esos menores y de buscar soluciones alternativas con esa madre con falta de capacidades. Ahora se ha llevado de nuestro campo de trabajo a Hadiya y Josín. Nos consta que hay internados y supuestamente centros de menores. Con nuestro equipo de allí hemos rehabilitado escuelas y montado pozos con placas solares. Pero todavía no hemos conseguido un itinerario más o menos claro para estos niños: Hadiya, Josín y Abderragín.
No vamos de excursión a Marruecos. Convivimos con las familias de allí y creemos proteger a nuestros chicos mejor allí durante dos meses viendo cómo se puede crecer desde la pobreza material y tener sueños y cómo se pueden complicar vidas de niños en los países de la abundancia.
Tenemos un compromiso con estos niños y merece que sus vidas sean prioritarias y estemos dispuestos a asumir riesgos. Es fácil hablar en España de los derechos de los niños y las mujeres. Otra cosa es lucharlos en países menos democráticos. Tenemos la oportunidad que nuestros niños y niñas españoles vean que allí tampoco abandonamos a los niños a su suerte.
No vamos a entretenernos con los pobres. Vamos a aprender de las familias, a que nuestros chicos y nosotros saquemos nuestra mejor versión, a valorar para qué sirve estudiar o tener la oportunidad de trabajar. Vamos a compartir cultura y proporcionar algunos recursos a los de allí para que su vida tenga alguna herramienta más. A lo largo de unos quince años esperamos haber dejado una pequeña huella positiva y de esperanza, a parte de los contratos que hagamos allí, predicar con el ejemplo en una sociedad jerárquica.
Es bueno conocer la geopolítica sin perder demasiado tiempo, para hacer acciones que permitan pequeños cambios a mejor en la vida de las personas. Es una educación sociosanitaria, con la formación profesional, el deporte y la animación sociocultural.
Nuestra trayectoria nos exige no rendirnos con estos niños.