OPINIóN
Actualizado 19/07/2024 15:31:03
Julio Fernández

Feijóo y el resto de líderes del PP están atormentados porque, por un lado, no consiguen –y no será porque no lo intentan, con mentiras, manipulación e intoxicación informativa por parte de sus medios afines- derribar al presidente del gobierno, Pedro Sánchez y, por otro, porque Vox les ha dejado en la estacada al salir de los gobiernos autonómicos de Aragón, Valencia, Murcia, Castilla y León y Extremadura. Feijóo estaba muy a gusto con los apoyos de Vox en estas regiones. Con la salida de Vox ha llegado a decir que “torpedear gobiernos que representan el cambio político aleja ese cambio”. Feijóo, según estas declaraciones estaba muy de acuerdo con lo que se estaba haciendo en esas comunidades autónomas. Es decir, que sintonizaba perfectamente con la aprobación de las denominadas “leyes de concordia” en Aragón y Valencia y la proposición de ley de PP y Vox en Castilla y León, que va por la misma línea. Recordemos que estas leyes de “Concordia” lo que realmente pretenden es derogar las disposiciones de la Ley de Memoria Democrática del Estado, de 2022, blanquear el franquismo, cambiar la historia reciente, no calificar al franquismo como una dictadura y considerar a la Segunda República como causa de la Guerra Civil, en lugar del golpe de Estado de julio de 1936, del que se cumplen ahora 88 años.

Feijóo, con estas declaraciones, parece que está de acuerdo en que los familiares de los represaliados franquistas no tengan derecho a la verdad, la reparación, la justicia y la dignidad y, en lugar de ello, que el olvido sea la característica fundamental de esta “concordia”, cuando el olvido no es una opción en democracia, como se dice en la Ley de Memoria Democrática. Parece que Feijóo está de acuerdo en que se acabe con la legislación de “violencia de género” y, en su caso, se establezca una legislación de “violencia intrafamiliar”, como reclama Vox; también con la desaparición de la iconografía de los colectivos LGTBIQ+, porque en los ayuntamientos donde PP y Vox gobiernan no han permitido la colocación de la bandera arco iris en los balcones de las Casas Consistoriales donde se encuentran instaladas las banderas española, autonómica, local y europea, durante la celebración de las fiestas del “Orgullo”.

La prueba más evidente de que PP y Vox son lo mismo la hemos tenido en la Comunidad Valenciana, en la que en el desarrollo de un acto de homenaje y reparación a 13 víctimas de la represión franquista coincidiendo con el aniversario del golpe de Estado contra la Segunda República en el que han estado dos ministros del gobierno de España, no ha asistido ningún representante del Ejecutivo autonómico presidido por Carlos Mazón, del PP (ya sin el teórico apoyo de Vox), a pesar de haber sido expresamente invitados.

Feijóo asume plenamente los postulados de la extrema derecha en otros muchos aspectos. Las denuncias de los sindicatos ultras “Manos limpias” o “Hazte oír” contra la mujer del presidente del gobierno basadas en recortes de periódicos, en bulos y en intoxicaciones informativas, son asumidas por Feijóo y, en cambio, debido a su cobardía no ha tenido la valentía de presentar querellas sobre esto, sino que se apoyan en las de los ultras, porque el líder del PP es un auténtico especialista en “tirar la piedra y esconder la mano”. Si realmente cree que la esposa de Pedro Sánchez ha cometido presuntos delitos de corrupción, ¿por qué el PP no se persona como acusación popular en la causa contra Begoña Gómez?

Otro ejemplo de que Feijóo “tira la piedra y esconde la mano” es su actitud ante las denuncias de estos pseudo sindicatos ultras, apoyándose en ellas para afirmar que el presidente del gobierno y su entorno familiar están implicados en casos de corrupción, solicitando insistentemente comparecencias de Pedro Sánchez, cuando él nunca dio explicaciones sobre la amistad y las vacaciones que disfrutaba con el narco condenado Marcial Dorado y pagadas por éste. Es más, cuando le insisten en ello se limita a decir que después de aquello ha conseguido varias mayorías absolutas en las elecciones autonómicas gallegas. El propio Marcial Dorado en una entrevista concedida al periodista Jordi Evole manifestó que ante las declaraciones que había hecho Feijóo de que no tenía relación de amistad con él, se sorprendió diciéndole a Évole que lo veía muy nervioso y cambiado “no le reconozco, es muy político, le veo muy nervioso negando una realidad que fue la amistad con él y con toda su familia…”

Pero no sólo Feijóo está desorientado y noqueado porque no ha conseguido formar gobierno después de las elecciones generales de 2023; también en Europa, la líder del PP, Dolors Monsterrat, en el pleno del Parlamento Europeo que eligió a Úrsula Von der Leyen presidenta de la Comisión Europea, volvió a criticar insistentemente al gobierno de Pedro Sánchez, en lugar de centrarse en los problemas que afectan a los ciudadanos europeos y que son muchos. El PP no se mueve un ápice de este discurso, claramente obsesivo y enfermizo, que demuestra la ansiedad política en la que está sumido.

Nadie en el PP está legitimado para dar lecciones de honradez, cuando es la formación política que más condenas tiene por delitos de corrupción política. Lo último que hemos conocido en estos días es que la policía patriótica montada por los gobiernos de M. Rajoy, siendo ministro del interior Fernández Díaz, espió ilegalmente a 69 diputados de Podemos, que se unen a la lista de políticos independentistas catalanes que también fueron espiados durante al menos cinco años, incluso se fabricaban pruebas falsas contra ellos. Algo absolutamente deplorable. Pero así, de esta forma Maquiavélica, están actuando los líderes del PP.

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