OPINIóN
Actualizado 16/07/2024 09:18:59
Manuel Rodríguez García Marogar

"Si quieres tener éxito, debes recorrer nuevos caminos, en vez de viajar por los caminos ya usados del éxito aceptado”. (John D. Rockefeller).

El día 14 de julio pasado, se jugaba la final del “Europeo2024-Alemania”, en muchos estudios se habían previsto que Inglaterra y España competirían por el magnífico título a conseguir.

Como ocurre en la materia fútbol con frecuencia, la Selección de España no tenía tantos seguidores como ahora se han confirmado. La frase más repetida ahora mismo es aquella de “¡Ya te lo dije yo…!”; ahora todos tenían razón y la mayoría de sus jugadores han confirmado unas excelentes prestaciones, aunque fuera contracorriente.

La mejor manera de analizar la cuestión es que hagamos memoria de lo que cada cual pensaba tan solo hace tres meses. Personalmente, voy a hacer un recuento de mis estados de ánimo acerca de seleccionador y jugadores. De entrada, el entrenador que “ahora resulta ser un fenómeno” por haber conseguido “una familia” en el terreno de juego, a mí me parecía un “buenón” (sin personalidad) que navegaba a disposición de ciertos medios de comunicación y algunos de los jugadores seleccionados llegaron al equipo sin demasiado bagaje práctico y, me parecía a mí, sus designaciones eran el resultado de estar “enchufados”, con “cierto oportunismo” práctico: Cubarsí, Fermín, Le Normande, etc. Incluso llegué a pensar que cedería ante algunas presiones mediáticas que incidían sobre la idoneidad de Ramos…

Ya le pasó a Luis Enrique con Pau López, Arnau Tenas, Eric García, Carlos Soler, Saul, Marcos Asensio, Jaime Mata, Bryan Gil, José Campaña, Jordi Alba, etc. Muchos de ellos aparecían como meros caprichos, lo que pasaba es que ningún periodista lograba enfrentarse con argumentos al “carácter malencarado” del asturiano. Y de La Fuente parecía que daba tantas explicaciones que cedería a las presiones. Pero no, cuando llegó el momento justo, la Selección tuvo menos concesiones de las pensadas.

Pongamos por caso, yo no creía en el rendimiento de Cucurella, de Olmo, de Fabián, de Morata, y lo que me parecía un atrevimiento es dar lugar a un niño aún en formación como Lamine Yamal. Me parecía un riesgo innecesario, pensando en el propio futbolista. Éstas reflexiones son difíciles de aceptarlas ahora y, claro, no es fácil desnudarse ante la opinión pública a toro pasado. En estos casos citados, han rendido a “mi” satisfacción en los siete partidos jugados en el Campeonato Europeo. Todos ellos se superaron, todos cumplieron sus misiones con entereza y personalidad, no he querido buscar ningún sustituto de otros equipos españoles. Y, fundamentalmente, me ha sorprendido Cucurella porque, además, las noticias futbolísticas anticipaban que lo “iban a echar de su equipo actual”.

Estos ejercicios de sinceridad, de reconocimiento público de que uno puede cambiar de opinión por mucho que se crea que sabe mucho más de fútbol que la mayoría, deberíamos hacerlo una vez al mes. Y, por supuesto, igual que siempre he pensado que no hay una única manera de jugar al fútbol, también debemos concluir en que determinados jugadores pueden rendir a satisfacción en un ambiente positivo como el que ha llegado a crear el actual Seleccionador.

Eso sí, sería un error llegar a la conclusión de que este es el equipo que deberá ganar el “Mundial 2026” próximo y todos pensasen que se debe inmovilizar cualquier decisión de mejora. Porque, la Selección debe incorporar competencia interna para que los actuales futbolistas sigan superándose y, también, aparezcan otros candidatos. Recuerdo que la Selección española que ganó en 2008 el Europeo con Luis Aragonés, también ganó el “Mundial 2010” con Del Bosque pero la plantilla fue renovada en más del 50% de sus hombres.

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