COMARCAS
Actualizado 05/07/2024 10:05:41
Rosa M. García

La despoblación se ceba con la provincia, sobre todo con los pueblos más pequeños, que se van quedando sin servicios

Sin tienda, sin bar, con pocos niños y adolescentes, o ninguno, sin nacimientos, con muchos fallecimientos, unos servicios sanitarios alejados, escasez de medios de transporte públicos, las escuelas hace tiempo que cerraron, mala cobertura de internet, sin apenas vecinos… Es la realidad de una gran mayoría de los municipios de la provincia de Salamanca. Una sensación de soledad o aislamiento que solamente cambia algún fin de semana y en vacaciones, sobre todo en verano; con la llegada de los hijos del pueblo, los municipios más pequeños vuelven a cobran vida durante unas semanas o meses, pero pasado ese tiempo vuelve la realidad.

La despoblación que azota a la provincia desde hace décadas y que la sufren más los municipios más pequeños, provoca esta estampa triste y habitual en una gran mayoría de los pueblos salmantinos, cada vez más despoblados y cada vez con menos servicios o con mayores dificultades para mantenerlos. La despoblación lleva a menos servicios y sin estos, nadie se quiere quedar y menos regresar a vivir en el pueblo.

La emigración del medio rural siempre ha sido la tónica desde hace mucho tiempo, comenzó en los años 50 del pasado siglo. Pero no ha terminado. Los jóvenes no ven futuro y se van de sus lugares de origen en busca de una oportunidad; pero no solo ocurre en los pequeños, también entre los municipios más grandes, una gran mayoría pierden población.

Pese a algunas iniciativas para implantar negocios, bares e incluso que se asiente población en las zonas más despobladas, hoy por hoy es una utopía que cambien la tendencia y se vean como lugares atractivos para quedarse, asentarse o retornar. Se habla de que una solución es buscar medidas para el asentamiento de migrantes y así aumentar nacimientos y también mejorar la cobertura de internet para la implementación del teletrabajo; pero no se ve que se den pasos en estos dos sentidos, al menos en esta provincia.

La despoblación es un drama que no tiene fin para la provincia en general, salvo para una treintena de municipios, en el resto la pérdida de población se repite año tras año; y muchos pueblos, los más pequeños, están en peligro de desaparición.

Cifras de despoblación

De los 362 municipios que tiene la provincia de Salamanca, solamente uno pasa de los 100.000 habitantes, la capital; tres de los 10.000 y seis de los 5.000; tan solo 19 cuentan con entre 1.000 y 5.000 habitantes y 22 tienen entre 500 y un millar. El resto, que suponen el 86 por ciento, tienen menos de 500 habitantes, según las últimas cifras facilitadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) del padrón de habitantes de 2023.

Son 311 pueblos con menos de 500 habitantes; de ellos, 232 cuentan con menos de 250 empadronados. Aún peor, en 86 no se supera el centenar y hay 20 que no llegan a los 50 habitantes; de hecho, tres de ellos no tienen ni 20. Son los municipios donde la despoblación es más alarmante e incluso podría decirse que están en riesgo de desaparición. No solo en estos más despoblados, en muchos es solo cuestión de tiempo y que no se invierta la tendencia de la despoblación. Además hay que tener en cuenta que son los datos de personas empadronadas, no los vecinos que en realidad habitan allí, porque aunque se viva en otro lugar, son muchos los que mantienen su empadronamiento en su municipio de origen. Por eso, en muchos pueblos, sobre todo en los meses más fríos, la cantidad de vecinos es casi simbólica.

¿Y cuáles son los pueblos menos poblados de la provincia de Salamanca? Cilleros de la Bastida, en la Sierra de Francia, con tan solo 21 habitantes; y Villasdardo, en la comarca Tierra de Ledesma, con 23. También tienen menos de 30, Iruelos (26) y La Bastida (28). Son pueblos que siempre han sido pequeños, pero no tanto como en la actualidad, y es quizás por ello por lo que se nota más esa pérdida de habitantes, que sí ha sido mayor en porcentaje, pero no en cantidad, que en otros más poblados donde la sangría poblacional se cuenta hasta por centenares; como, por ejemplo, Armenteros, que en 2006 contaba con 579 habitantes y en la actualidad con 256. Cilleros de la Bastida, según los datos del INE, llegó a contar con tan solo 210 habitantes en el pasado siglo, a partir de los años 50 comenzó a bajar y en los 80 ya no superaba el centenar; desde entonces, ha ido en caída libre hasta los 21 actuales.

224 municipios sin nacimientos

Exceptuando una veintena de municipios, donde la población joven aumenta -en localidades del alfoz- en el resto la población de menores de 34 años disminuye de forma constante en las últimas dos décadas; en muchos ya no queda nadie. Y si no se quedan los jóvenes, tampoco puede haber muchos nacimientos.

Los niños son uno de los síntomas de que los pueblos siguen vivos. Pero en la provincia de Salamanca en alrededor del 62 por ciento de los municipios no hay nacimientos. Y no los hay porque no hay jóvenes. Según los últimos datos del INE basados en los nacidos por residencia materna en 2022, un total de 224 municipios no se ha registrado ningún nacimiento; en 59 solo nació uno y en 27 fueron 2. Pero los datos son más demoledores cuando comprobamos que en 90 pueblos no ha nacido ni un solo niño en los últimos años y en una veintena de ellos llevan dos décadas sin contar con nuevos bebés y niños. Cilleros de la Bastida (el menos poblado) se encuentra en esta situación.

La caída de la natalidad en los pueblos más pequeños no es algo nuevo, pero no deja de agravarse. No hay nacimientos; y si los hay, en la mayoría de los casos no pasa de 1 o 2. De hecho, en el 92 por ciento de los municipios de la provincia nacieron entre 1 y 5.

Es muy difícil que un pueblo pueda salir adelante si no hay nacimientos, pero sí fallecimientos, si no hay jóvenes ni niños, sino que su población es muy envejecida. No solo se van, es que no llega nadie y así es difícil que un pueblo se mantenga.

Entidades menores, diseminados y despoblados

En la provincia de Salamanca, además de los municipios también hay entidades menores, cuyo ámbito territorial es inferior al municipio y se integran en algunos de ellos. Hay una veintena de entidades locales menores; sin embargo, la población en muchos casos supera a la de algunos municipios salmantinos. En este sentido, tenemos entidades como es el caso de Aldeaseca de la Armuña, que pertenece a Villares de la Reina, que cuenta con nada más y nada menos que 995 habitantes, según el INE; sin embargo, otros, como Turra de Alba, que pertenece a Pedrosillo de Alba, solamente tiene 14 empadronados.

Dentro de entidades de población salmantina también se encuentran los que se denominan ‘diseminados’, según el INE, que es el constituido por las edificaciones o viviendas de una entidad singular de población que no pueden ser incluidas en el concepto de núcleo de población. Pertenecen a municipios y se encuentran en su término municipal pero alejados de él,

Hay poco más de 250 en la provincia de Salamanca, muchos de ellos, vacíos o al menos no hay nadie empadronado. En 109 de ellos hay menos de 10 habitantes.

Dentro de estos ‘diseminados’ están los denominados ‘despoblados’, núcleos de población que, por alguna razón, han quedado abandonados y no cuentan con habitantes permanentes. Algunos han quedado para uso como fincas particulares, otros aún se conservan sin habitantes, pero de otros solamente quedan ruinas.

Revertir la despoblación

Salamanca forma parte de la España vaciada, pero dentro de la provincia hay una Salamanca más vacía. El fenómeno de la despoblación no es nuevo, ya comenzó a mediados del siglo pasado, con esa migración masiva del campo a la ciudad, pero se va acentuado según pasan los años, porque son territorios que no atraen a la población. Y como se ha dicho antes, sin población se pierden servicios y sin servicios, se hacen aún menos atractivos para acoger habitantes. De momento, no hay medidas o no se encuentran las necesarias para revertir esta situación tan sangrante en Salamanca.

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