Si todas las elecciones son importantes, las últimas, por tratarse de las europeas, lo eran más todavía, y los resultados han sido un auténtico desastre. España, a pesar de la pésima campaña de los candidatos, se ha resistido al vuelco ultra que han sufrido otros países y el PSOE y el PP han sido los partidos más votados afortunadamente.
Quizá tengamos que agradecérselo a Alvise Pérez, un personaje que ha conseguido tres eurodiputados gracias a los miles de seguidores virtuales, que se jacta de no haber votado nunca y de despreciar a todos los migrantes, que ha prometido sacarnos de la Unidad Europea y sortear todo su sueldo entre los ciudadanos. ¿De qué pensará vivir el hombre? ¿Quedarán sus parientes excluidos del sorteo? Los ciudadanos que lo han votado, ¿lo habrán hecho por el premio?
Estas preguntas quedarán sin respuesta porque su candidatura llamada “Se acabó la fiesta” tiene todas las papeletas para acabar haciendo honor a su nombre, pero si ha servido para frenar a Vox quitándole votos, tendremos que reírle el mal chiste. Peores resultados han obtenido otros países: en Francia el partido ultra de Marine Le Pen ha arrasado. En Alemania la ultraderecha neonazi ha desbancado a la socialdemocracia como segunda fuerza política.
También en Italia, Austria, Bélgica y Hungría ha ganado la extrema derecha. Solamente a Portugal habrá que darle la enhorabuena por haber sido el país que menos se ha equivocado. Y ya veremos en qué acaban los pactos que se vislumbran si los políticos no deciden cambiar y los ciudadanos no conseguimos cambiarlos.