OPINIóN
Actualizado 15/06/2024 09:27:41
Francisco Aguadero

El calor y la sequía, junto con las lluvias torrenciales e inundaciones, son las dos caras de una misma moneda del cambio climático, siendo el canto de esa moneda la salud de las personas que pagan con sus vidas o con el incremento de enfermedades que deterioran la calidad de vida de los habitantes del Planeta. En Europa, el aumento de muertes relacionadas con el calor ha sido de un 9%, afectando más a las mujeres y a las personas de renta baja. El calentamiento global es una clara amenaza para la vida.

El cambio climático se está manifestando de forma dramática, dejando huella en la muerte, la salud, los desplazamientos de población, las mutaciones agrícolas, la seguridad alimenticia o la carestía de la vida, entre otros muchos efectos. El precio de los alimentos ha aumentado considerablemente en los tres últimos años. En algunos productos como el cacao, materia prima del chocolate, la subida de precios ha sido espectacular, ha pasado de unos 2.200 dólares la tonelada a finales de 2022 hasta los 11.000 a finales de abril del 2024 y eso ya se está notando en la cesta de la compra.

Los principales motivos de esta explosión de los precios del cacao son de tipo medioambiental, provocados por fenómenos de sequías prolongadas o lluvias torrenciales en aquellos países africanos donde se da la mayor parte de la producción de cacao, como son Costa de Marfil o Ghana, y, como consecuencia de ello, las tres últimas cosechas han estado muy por debajo de lo esperado. Los especuladores financieros, al tanto de la situación, han convertido el alimento en un valor bursátil especulativo. La crisis del cacao es una evidencia más, un presagio, una alarma, de que el calentamiento global está destruyendo ecosistemas y, muy especialmente, aquellos que producen los alimentos necesarios para la supervivencia de la Humanidad y la salud de las personas.

El calentamiento global está alcanzando máximos históricos. Aumenta a un ritmo sin precedentes y ya ha alcanzado los 1,3°C respecto a la era preindustrial. A este ritmo, el tope de carbono que podemos emitir para evitar la gran catástrofe humanitaria se alcanzará en cinco años. Ante tal emergencia parece haber oídos sordos y la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) a pesar de que se había comprometido a reducir la producción de petróleo hasta el 2025, puede que a partir de octubre añada más barriles al mercado y con un aumento considerable para el próximo año, según ha indicado Blommberg recientemente.

Otro dato preocupante es la enorme cantidad de energía necesaria para el desarrollo de la Inteligencia Artificial y que pone en duda el desmantelamiento de las centrales eléctricas de carbón existentes en Estados Unidos, lo que complicaría el cumplimiento de los límites de emisiones de CO2 fijados por el presidente Biden, según el Financial Times informa. La descarbonización necesaria parece una quimera.

La comunidad internacional está al tanto de tan delicada situación y una comisión de la misma ha estado reunida del 3 al 12 de junio en la ciudad alemana de Bonn, para preparar la próxima conferencia mundial sobre el clima (COP29) que se celebrará en noviembre en Bakú, la capital de la antigua república soviética Azerbaiyán. Esperemos que esta conferencia climática sea más ambiciosa y precisa que su precedente la COP28 en cuanto a la transición hacia energías renovables que nos aleje del uso de los combustibles fósiles, aunque, como en aquella ocasión, la próxima conferencia también estará presidida por un petrolero, el ex funcionario de la petrolera estatal SOCAR, Mukhtar Babayev.

La revista científica Earth System Science Data ha publicado un estudio firmado por 57 investigadores, según los cuales el calentamiento global provocado por la acción humana ha aumentado a un ritmo sin precedentes, alcanzando 0,26°C en el período 2014-2023. Un calentamiento acelerado y feroz, causado por el ser humano que está en su punto más alto.

Subraya el informe, que los 53 mil millones de toneladas de CO2 emitidas cada año ya están afectando el equilibrio energético de la Tierra, reflejándose en un aumento de la tasa de calentamiento en la tierra y los océanos. Las olas de calor llegan hasta las profundidades del océano. Será necesario cuadruplicar los actuales esfuerzos de eliminación de CO2 de aquí a 2050, si queremos mantener el calentamiento global por debajo de los 2ºC, según un cálculo severo hecho por The State of Carbon Dioxide Removal en su segunda edición.

Llevamos años batiendo máximos de aumento de las temperaturas, pero ahora es un aumento continuado y persistente: doce meses seguidos de temperaturas récord, según la serie histórica registrada. "Estamos jugando a la ruleta rusa" ha advertido el secretario general de la ONU, refiriéndose a la resistencia para acabar con los combustibles fósiles.

La emergencia climática no es un escenario hipotético que pudiera darse en un lejano futuro. El cambio climático ya está aquí, en Europa, y mata. Pasamos de 51 a 68 muertes de promedio por cada 100.000 habitantes Es la advertencia que nos hace un trabajo coordinado por el Barcelona Supercomputing Center - Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS) y el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal)

Europa se calienta el doble que el resto del Planeta por el Ártico y las olas de calor. Esos incrementos de las temperaturas inciden en la salud de forma directa, o indirectamente porque aumenta la idoneidad climática para el desarrollo de algunos patógenos. Así, el riesgo de brotes del virus del Nilo Occidental ha crecido un 256% (de 1951-60 hasta 2013-22); y el número de regiones aptas en Europa para que se desarrolle la leishmaniasis ha aumentado el 55% (2011-2020) al 68%, expandiéndose hacia el norte del continente.

Este calentamiento europeo tiene efectos diferenciados entre personas y por países, relacionados con la salud. Uno de los efectos es el aumento de la tasa de mortalidad por exceso de calor, que se da el doble en las mujeres que en los hombres, a tenor de lo que dice el segundo informe regional de Lancet Countdown sobre salud y cambio climático en Europa, publicado en The Lancet Public Health.

Lo que estamos recibiendo son señales continuas de que la Humanidad ha de prepararse para un nuevo futuro climático y sus drásticas consecuencias. Señales que nos recuerdan la necesidad de que cada uno hagamos lo que podamos, para evitar esas consecuencias y salvaguardar lo que se pueda de nuestro Planeta y de nuestra forma de vida.

Escuchemos a Los payos con su María Isabel:

https://www.youtube.com/watch?v=fmVH43pQwLk

Aguadero@acta.es

© Francisco Aguadero Fernández, 14 de junio de 2024

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